ROSARIO DE ACUÑA EN EL CANDELERO EDITORIAL
La presencia de la librepensadora (1850-1923 ) siempre resulta
grata, y despierta entre una serie de historiadores y estudiosos bastante
atracción, lo cual ha conllevado a que en las estanterías se encuentre dos
interesantes libros, uno de ellos de divulgación dentro de la colección Mujeres
en la Historia que desarrolla un especialista en la figura de Rosario de Acuña
como es Macrino Fernández Riera.
Un trabajo generalista, con aportación de numerosos datos sobre la saga
familiar de Rosario de Acuña, pasando muy por encima sobre otros temas como el
tema masónico, que apenas si ocupa un par de párrafos, y que deja la
interrogante de si Rosario de Acuña había mantenido contacto con los masones
ferrolanos.
Un libro interesante pues en apenas 140 paginas nos desarrolla la figura
de esta madrileña vinculada los últimos años de su vida a la ciudad de Gijón.
La otra novedad viene de la mano de José Bolado, que amablemente me hace
llegar una edición colectiva bajo la dirección de Elena Hernández Sandoica y
que bajo el titulo de Rosario de Acuña,
Hipatía (1850-1923) Emoción y Razón, exponen sus trabajos diversos
investigadores:
- Cristine Arkinstall Haciéndose Hipatía: muerte y resurrección en los escritos de Rosario de Acuña;
- Jose Bolado García: «Mariposas del Alma»: Corrientes y remanso en la voz poética de Rosario de Acuña;
- Ana María Diaz Marcos: «Su Dios no satisface a mi razón» mujer y ateísmo y fe en la obra de Rosario de Acuña;
- Macrino Fernández Riera: Rosario de Acuña y Emilia Pardo Bazán: dos trayectorias divergentes;
- Elena Hernández Sondica: La maternidad espiritual de Rosario de Acuña: cartas de guerra e intimidad epistolar ;
- Solange Hibbs-Lissorgues: Rosario de Acuña y la literatura francesa: un viaje por el alma y la naturaleza,
- Maria José Lacalzada Mateo: Sosteniendo la libertad de pensamiento: Rosario de Acuña y la masonería.
Este es el panorama de los trabajos presentados para debate, los cuales
resultan muy interesantes para redondear los trabajos en torno a esta
carismática y poliédrica autora, que se envuelve a lo largo de sus trayectoria
bajo varias banderas como la actividad teatral, la poética, la ensayista, sin
menoscabar su presencia como activa librepensadora y masona.
Este último punto, de la masonería es el que me interesa destacar, ya
que, si bien hasta ahora hemos asistido a un abordaje del personaje desde la introspección,
intentando escudriñar todo el andamiaje vivencial del personaje el cual abordó
el amigo Jose Bolado con su monumental obra, creo que falta una lectura crítica
con respecto a algunas de sus posicionamientos, sobre las cuales he comentado a
veces con Jose Bolado algunas cuestiones que sacan a luz pues otras visiones.
En este sentido es una pena que el trabajo de Maria José Lacalzada sea
una ponencia que tiene unos años, pues en verdad toca el punto central del
debate que hace tiempo vengo sosteniendo sobre la figura de Rosario de Acuña en
la masonería.
Y es que en general, como digo los acercamientos han sido más tendentes
a buscar todo lo referido al personaje y
hacerlo encajar en un relato generalista, más que a escudriñar algunas
motivaciones que tuvo Rosario de Acuña o
tuvieron con respecto a su persona.
Ello motivo por mi parte el
abordaje de una cierta desmitificación del personaje, en lo que respectaba al papel
jugado por Rosario de Acuña, en cuya aproximación la madrileña y asturiana de
adopción no sale muy bien parada en cuanto a la cuestión de su inserción en la masonería alicantina, y su
posterior desarrollo masónico, y y sin
que por mi parte pierda un ápice de interés tal personaje que me parece
grandioso, pero es bueno también entrar en los agujeros muertos de las historiografías,
motivo por el cual hace tiempo abordé un trabajo titulado: Rosario de Acuña y la Masonería,
Encuentro y desencuentros.
Y es curioso porque estos ultimas publicaciones obvian tal trabajo, que creo que podría ser un punto de
partida para una importante introspección sobre el hecho masónico en el que se
insertó Rosario de Acuña y en el cual tuvo un complejo desarrollo que en
general los historiadores y estudiosos nos están entrando, y cuyo entramado una
vez desembarcado en el explicaría muchas
cuestiones que ahora se plantean como oscuras.
Pues si bien se habla largamente
de su iniciación masónica, no se explican de forma conveniente las motivaciones que hubo tras ella, con el
excéntrico hecho que Rosario de Acuña, se fuera de Alicante, nada más terminar
su iniciación y dejase a la logia plantada ante un convite logias y social que tenían
preparados los Hermanos masones alicantinos, con la cuestión de que nunca nadie
ni la propia Rosario de Acuña diera explicación alguna sobre tal hecho ni sus
partenaires y conmilitones.
En ese sentido es una pena, pues algunos autores se sitúan en las líneas
de confort de exponer los tópicos al uso, si entrar en las partes oscuras del
personaje, y más allá de los tópicos, la relación de Rosario de Acuña con la
masonería no fue fácil, ni llana, puesto que parece claro que si bien el impulso
de su entorno (R.A) de prohombres de la alta masonería y ligados a la Logia Constante
Alona y la construcción de su Cámara de Adopción y querer colocarla como cabeza
de puente , cuando este modelo masónico «discurría
desde la conciencia de esposa y madres y así se proyectaba en el mundo masónico».
Tal vez enfrentada Rosario de Acuña frente patriarcal movido por las fuerzas republicanas, y que ha
hemos visto en otra mitificación como la iniciación de Marie Deraisme en Francia,
hizo que tal cosa espantase a Rosario de Acuña, aunque mediase «una
disposición hacia la libertad de
pensamiento, el anticlericalismo y una actitud galante y expectante hacia el
universo femenino».
En fín no parece que uno sea buen profeta en su tierra y habrá que
esperar a que uno se vaya al Oriente Eterno, tal vez para que se constaten
algunos estudios de cara a desmitificar tanta mitificación como se hace si entrar
en esas extrañas lagunas que cada personaje tiene.
Em todo caso gracias a todos los autores por poner de nuevo diversos trabajos
unos nuevos y no tantos que nos ayudan a comprender a personajes tan singulares
como lo fue Rosario de Acuña.
He dicho. Victor Guerra .
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