PRENSA Y PERIODISTAS EN LA MASONERÍA ASTURIANA (2ª Entrega)
En el mes de abril realicé la primera entrega de este largo trabajo sobre la masonería asturiana, en este caso concretizada en el llamado Oriente de Gijón, donde hubo una pléyade de masones que estuvieron inmersos en los distintos medios de comunicación que se de dieron en la región a los cuales no fueron ajenos los masones inscritos en la masonería gijonesa tanto del siglo XIX como del siglo XX.
Ahora traigo hasta este prizarrón la segunda parte de este largo trabajo, en le cual podemos ver dos grandes figuras como García Vela, González Blanco o José Fernández Díaz.
VG
Periodistas Masones
Uno de los grandes publicistas
francmasones, que irá desgranando toda una visión singular y, sobre la cual
sería interesante realizar un estudio crítico para comprobar cuanto hay de
realidad en su obra de esa esencia
masónica, es Fernando García Vela,[1]
aunque es nacido en Oviedo (27 octubre de 1.888), su vinculación con la vida
cultural de la ciudad y sus trabajo en el diario El Noroeste y, la logia
Jovellanos le van convertir en todo
un “playu” [2]
Su
recuerdo se nos va desdibujando, tal vez como él quería, pero le debemos un
homenaje que se le ha hurtado y, que. merece este homenaje por intelectual y
por hombre de bien y hombre leal. En él se dan de consumo dos ambiciones
supremas: el periodista y el periodismo. Las dos en una y, en sí mismo y para
los demás, aquí radica la significación del ser periodista y la ambición que
quiere satisfacer el periodismo fundamentalmente, faceta a la cual se dedicaba
con total ansia de conocimiento y aplicación, sabiendo los sinsabores que ya
recogía en su libro “El grano de pimienta”:
“Las
condiciones de la vida literaria española obligan al escritor a gastar buena
parte de sus esfuerzos en artículos de periódicos.... EL escritor no puede
encerrarse en su poesía, en su novela o su filosofía; tiene que estar al tanto,
al tanto de todo y hablar de ello”.
Fernando
Vela, al que tenemos batiéndose como articulista en el extinguido periódico: El Noroeste y, como redactor de la Revista Región (Revista de Asturias)[3].
Desde
sus inicios en octubre de 1912 como aprendiz
masón y con el simbólico “Platón”
en la logia Jovellanos, desarrolla no
solo importantes “planchas”, sino que además desempeña el cargo
indispensable para la buena armonía del taller de Orador. En dicha logia
compartía ilusiones y ansiedades culturales y filosóficas con el anarquista
Eleuterio Quintanilla; Teodomiro Menéndez, diputado socialista y, con el
carreñense Bango León.
En
1924 con el grado de Maestro Elegido de
los Nueve (9º) le encontramos en los cuadros
lógicos de la Gran Logia Regional del Noroeste, ejerciendo una pluralidad y
tolerancia de amplio registro cuya esencia se recoge en sus múltiples artículos
de toda índole y condición.
Pero
además entre las funciones profesionales como empleado de aduanas, García Vela ejerce como un activo secretario
del Ateneo Obrero de Gijón que consigue de Magnus Blisktad una contribución de
50.000 pts que permitió llevar a cabo el traslado a su nueva sede en la calle
Escurrida, en dicha asociación vamos a encontrará a varios hermanos de logia
como fieles asociados.
Será
pues con la organización de unos de estos actos del Ateneo cuando conozca a
Ortega y Gasset. En un posterior reencuentro en Madrid, ambos “se reconocen” y serán ya inseparables,
hasta tal punto que Ortega en 192o le reclamará para que ocupe una plaza como
redactor del Diario Sol, pasando a prestar a su vez sus servicios en la
Dirección General de Aduanas.
En
Madrid asiste a los cursos universitarios de Ortega y, a
la tertulia diaria que éste tenía en el
Café de la Granja de Henar, su relación va en aumento hasta tal punto que 1923 se materializa un querido proyecto de
Ortega y reclamará a Vela pasa que pase a
ser precisamente su principal apoyo y, mano derecha, ejerciendo como hasta 1936
como secretario en la revista: Cuadernos de Occidente, la revista
que pretendía poner a los españoles en contacto con Europa y con la
intelectualidad más moderna del mundo.
Vela
sigue con sus colaboraciones como redactor en el diario EL Sol que abandona en 1930 cuando éste cambia de orientación
ideológica. Pasa por los periódicos Crisol,
y Luz, retornando el Sol, cuando éste cambia de orientación,
como director, aunque por poco tiempo.
En
dirige el Diario Madrid entre
1934-1935, que es eximio período de vida
del diario. Con el gobierno republicano se le desposee de su cargo de
funcionario (1937) y una año más tarde
lo hace el general Franco.
Fue
alertado por Marañón y se refugió en el
consulado de Haití en Madrid, para después dirigirse a Francia y finalmente
medio oculto se estableció en San Sebastián donde conoce a Gregorio Corrochano
con quien funda en 1938 el Diario España,
pasa a exiliarse a Tánger residiendo en
dicha ciudad hasta 1943, donde colabora
con el realizado la crónica internacional
con lo seudónimos de Luis Longoria.
.
Este periplo de primero encontrarse con el gobierno republicano y ser repudiado
por estos y luego por el bando franquista
fue una cuestión muy habitual de
todo aquel que militaba o militó en las filas reformistas, así les sucedió a
diversos masones militantes del reformismo.
El duro exilio, es algo que le
puede y tras la muerte de su amigo y mentor Ortega y Gasset regresa a España;
con esa muerte se cierra un ciclo que él exponía así: “...mi vida- quiero
decir, la parte de actividad intelectual, literaria que puede haber en ella; en
suma, mi vida- está comprendida entre las muertes de Leopoldo Alas y Ortega y
Gasset – que muere en 1955-. Se abre con una y se cierra - virtualmente se
cierra- con la otra”
En 1963 reaparece de nuevo la Revista de Occidente y existe un intento
de recuperar a Fernando Vela para la secretaría cuestión que no acepta, sin que
ello signifique que se desvincule del proyecto en el cual seguirá durante años
colaborando, aunque esta vez dentro del Consejo Asesor y, publicando algunas
notas, artículos y, recensiones filosóficas, pues como antes comentaba él
mismo, su ciclo intelectual había concluido.
Como decía Avello en el homenaje
que la Sociedad Asturiana de Filosofía le dedicó en 1977 a Vela:
“Tuvo que
pasar algo para que Vela no haya llegado a ser bien conocido, algo que es suyo
y no solo imputable a la modestia o la timidez. Algo que no fue suyo. Un
quiebro, vibración, descuido...” [4]
¿Tal vez el haber sido masón
influyó para ese olvido histórico ? Es más que posible si nos atenemos a que a
día de hoy los masones asturianos y españoles siguen si tener un reconocimiento
oficial, como lo han tenido otros colectivos que sufrieron las consecuencias de
la Guerra Civil.
La vinculación de Vela con Asturias
se acentúa y volverá de forma intermitente a
LLanes, donde finalmente recalará donde una tarde de 6 de septiembre 1966
jugando una partida de ajedrez en l Café Pinín partirá hacia la Logia Eterna.[5]
Uno de los pocos periodistas francmasones asturianos que escribió abiertamente sobre
temas masónicos fue el escritor Pedro González Blanco, que nace en
Luanco en noviembre de 1879; su padre Inspector de 1ª Enseñanza se traslada a
Cuenca con toda su familia, ciudad donde Pedro emprende los primeros estudios
de bachillerato y, que finalmente le
llevaran hasta la Universidad Central, para realizar la carrera de Filosofía y
Letras, que no llega a concluir.
Aunque Pedro González Blanco, no es un periodista tan
prolífico como Vela, o Díaz Fernández, sus colaboraciones se encuentran en
distintos medios entre los cuales está El
Motín, periódico anticlerical dirigido por Nakens, donde Pedro utiliza el seudónimo de Doctor Atizando Yesca.
Funda con otros escritores la Revista Helios y, fue amigo personal del
ultraísta Cansinos Assens. Traduce a Nietzche y Maerterlinck, a la vez que colabora
con el movimiento de Extensión Universitaria.
Así nos los retrata
Cansinos Sáenz:
Pedro
González Blanco, un jovencito moreno, un tanto regordete, con un bigotito negro
y el pelo muy sentado, que vestía con pujos de dandy y fumaba gruesos puros y
hablaba en un tono rayante, de superhombre, ponía a los modernistas de
neurasténicos, de ignorantes, de pobres hombres atacados de grafomanía. Él era
amigo de Valle Inclán y de Villaespesa y sabía a qué atenerse. Valle Inclán era
un "poseur" (Nakens aguzaba el oído, poniéndose la mano junto a la
oreja) y Villespesa un mentecato, un zángano, que vivía a costa de su suegro,
el coronel, y se pasaba el tiempo escribiendo unas cosas que él mismo no
entendía y que eran majaderías manifiestas..."[6]
Pedro González, tras este periplo madrileño se traslada a Cuba y recorre media América
acompañado del poeta Santos Chocano. Será precisamente en Méjico donde termine
involucrándose en el movimiento revolucionario de Méjico, convirtiéndose en
asesor del presidente de la República D. Venustiano Carranza. Regresa a España
pero la Guerra Civil le devuelve de nuevo al exilio: Cuba, Argentina, Méjico,
tras años de largo exilio vuelve a España y, fallece en el pueblo de Villaseca de la Sagra
(Toledo) el 31 de enero de 1961 a los 82
años de edad.
Pedro González Blanco, es el único periodista-
escritor asturiano que escribe sobre masonería y lo hace en la prestigiosa
revista Latomia, ésta pertenecía a la
logia Unión de Madrid, en la cual le encontramos en los tiempos de su
fundación 1927, junto con los periodistas Joaquín Dicenta Alonso y, Miguel Cámara Cendoya. Tanto la logia Unión y por consiguiente sus miembros, entre ellos Pedro González
Blanco, se van a ver envueltos en las luchas de bandería política que tienen
lugar a partir de 1932, con motivo del paso del Partido Radical de Alejandro
Lerroux a la oposición azañista. Esta logia que en un principio estaba bajo los
auspicios del Gran Oriente Español, terminará dentro de la Gran Logia Española, que en Asturias tendrá un pequeño triángulo
masónico Artúrica, fomentado por José María López Bombona y en el
cual habrá otro asturiano que se vinculará con la Gran Logia Española como Gran
Secretario, Herminio Álvarez del que ya hemos hablado como miembro de los
somatenes.
El escritor luanquín, escribe en 1933 un pequeño
opúsculo titulado “La Masonería” y lo hará para
desmitificar precisamente la Orden. Según él no había rama de la historia más
necesitada de rectificar errores que la historia de la masonería.:
“ Díaz Pérez, el supuesto John Truth, Morayta,
los modernos Usero, Súarez Guillén y Díaz, no se han tomado más trabajo que el
de copiar a Thory, ante todo a Clavel y a Findel, en segundo término. Sin el
Acta Latomorum no habrían escrito Truth y Díaz Pérez sus escritos; y Morayta,
inconsultamente la mayor parte de las veces, atribuye a la Masonería funciones
que no siempre supo cumplir. Los demás autores citados giran alrededor de lo
dicho por estos tres o cuatro historiadores”[7]
Otra de sus obras, que poco
a poco van llegando hasta nuestra manos y, demuestran su sentido crítico es: Conquista
y colonización de América por la calumniada España, que se
editó en Méjico en 1945.
Si García Vela sufría del
silencio la figura de Pedro González Blanco es casi inexistente para los
asturianos, en parte, sus hermanos le
eclipsaron su merecida fama, a esta saga pertenecían Andrés y Edmundo, si
embargo a los españoles nos ha legado su quehacer través de su trabajo de traductor de las
obras de Nietzsche.
A dicho autor le dedique un libro en el cual recogía un libro suyo sobre Masonería y le hacia la introducción:
A dicho autor le dedique un libro en el cual recogía un libro suyo sobre Masonería y le hacia la introducción:
José María Súarez: nacido en Oviedo el 24 de octubre de 1873 y de profesión tipógrafo. Se inició en la logia Jovellanos en 1920 con el simbólico de Begón, Su actividad está más relacionada
con la actividad socialista ya desde muy joven , puesto que fue uno de los
fundadores de las Juventudes Socialistas
de Oviedo en 1904 junto con Teadomiro Menéndez y Aurelio Cuartas. Organizó
junto a Manuel Llaneza , el sindicato de Obreros Mineros de Asturias.
Su actividad política le llevó en el mismo año que
entró en masonería a presentarse a
candidato en las elecciones por el distrito de Avilés.
Llegó a ser concejal del Ayuntamiento de Oviedo y más
tarde Diputado provincial. Su relación con la prensa fue a través del periódico
La Aurora Social” de la que fue su
director y, en cuyas labores era ayudado
por otro francmasón Jesús de la Vallina, muerto en Méjico.
Fue presidente de la Federación Socialista
Asturiana durante los años 1925 y 1926 representando a esta en le Comité
Nacional del PSOE.
Andrés Saborit
retrata los últimos días de José María Suárez. de esta manera:
“Una
mañana del mes de mayo de 1927, al regresar de mi trabajo de madrugada en la
redacción del El Socialista, llegaron a mi casa …Manuel Llaneza y José María
Suárez […] me informó Llaneza del acuerdo adoptado por el Sindicato Minero de
costear cuanto fuera preciso para que José María ingresase en el Sanatorio que
el doctor Labora tenía en Carabanchel Bajo a fin de recuperar la salud”[8]
Aunque parece ser que José María se resistía a que la
organización acusase tal gasto que le aprecia extraordinario, la presión
nerviosa va en aumento pese al
tratamiento del afamado doctor y, el 2 de julio, José María Suárez no puede más y, se arroja
al estanque del jardín del centro médico donde estaba recluido.
Avelino González García, nacido el 8 de agosto de 1894, de
profesión periodista. Iniciado el 21 de marzo de 1924 en la logia Riego nº
2 de Gijón, con el simbólico de Panurgo; llega al grado de Maestro
Masón (3º), concretamente el 10 de octubre d e1927. Avelino es un claro
ejemplo de la tensiones que se daban en el taller gijonés, en un “balaustre” de
la Gran Logia Regional del Noroeste al Gran Consejo Federal Simbólico con fecha
del 20 de febrero de 1933, se da un informe de las actuaciones de Avelino a las
altas autoridades masónicas, en él se expone que si bien su primera actuación
dentro de la logia fue normal, aunque caracterizado “ por las luchas sociales y de carácter obrerista” , siendo además
maestro de la Escuela Neutra pidió la “plancha de quite”. Más tarde se
reintegró de nuevo, regularizando su situación en la Orden.
Este es parte del informe que realiza la cúpula de la
GLRN dirigida al Gran Consejo Federal Simbólico:
“Llegó a pedir pl\ de quit\ hace algún tiempo,
según decía al objeto de quedar libre para poder actuar en los trabajos
socialistas, según correspondía a sus afanes; se le concedió, cometió algunos
desmanes, puesto que no se ajustaba fielmente a las normas que imponen nuestras
doctrinas y preceptos, hubo de tener algún rozamiento hasta con algún h\ de otras ideologías
distintas al sindicalismo (aún cuando de escasa importancia) A los dos o tres
meses hubo de pedir de nuevo el reingreso, que por evitar susceptibilidades
hubo de concedérsele, si bien su readmisión fue bastante discutida y con alguna
reserva mental /.../ últimamente ha ido a hacerse cargo del periódico CNT”.
Evidentemente los francmasones libertarios, creaban
tensión en las logias, y más, cuando éstas en estaban compuestas mayoritariamente
por reformistas, como era el caso de Gijón, si bien en un principio no había
gran complicación en la convivencia, la situación se complica cuando se rompe
el pacto de cooperación entre partidos y sindicatos. Esa ruptura se va a notar
aún más, dentro de los talleres cuando el Partido Reformista da un giro hacia
la derechización. Precisamente Avelino, en esos mismos momentos ocupaba los cargos de
“Orador Adjunto en la mesa de discusión”
de la VIII Asamblea Nacional Simbólica de 1929, celebrada en Barcelona; siendo representante
del la GLRN, (como Orador que era de
ésta) ante la Asamblea Nacional extraordinaria de 1930.
Sus escritos como Director del
CNT.....
JoséDíaz Fernández. Es un natural de Salamanca, pero criado
en Castropol, el cual se vincula a primero a Oviedo a través de sus estudios de
Derecho, cantera universitaria en la que
va a encontrase con diversos masones tanto del siglo XIX que ejercían labores de
docencia, como con vecinos de pupitre que en un momento u otro también serán
sus vecinos de banco masónico.
Su vinculación con Gijón se produce
en 1920 tanto por su colaboración periodística, al incorporarse a la plantilla
de El Noroeste, donde inserta buena
parte de su extensa producción literaria, aunque colabora igualmente en La Voz, Crisol, y Nuevo Mundo, su otra vinculación con la villa de Jovellanos, a
efectuarse a través de su inquietud intelectual y masónica que le llevaran a
participar de forma activa en las distintas actividades culturales gijonesas, teniendo
como colofón el ser elegido para formar
parte de la junta directiva del Ateneo
Obrero, asociación en la que habían
participado numerosos masones y en la que aún se encuadraban unos cuantos
En dicha asociación Díaz Fernández
va a desempeñar el cargo de secretario, de hecho tal y como nos refiere José
Manuel Bolado:
“La proyección de José Díaz Fernández durante la
dictadura de Primo de Rivera y los primeros años de la Segunda República, puede
decirse que fue importante. Unía a su talento literario una personalidad
pública , dinámica y de rica cultura. [...] sin embargo, pronto la literatura
queda relegada, cede ante su deseo de cambiar el mundo; la política gana la
partida”[9]
Y tanto fue así, que con motivo de
la Asamblea Nacional Consultiva de Alfonso XIII, en la cual tenían
representación los ex-presidentes de Consejos de Ministros y ex -presidentes
del Congreso de los Diputados, Melquíades Álvarez dirige una carta Primo de
Rivera en la cual renunciaba a “ejercer
tal representación puesto que no era producto de la soberanía nacional”; en
Asturias tal situación y como dice Oliveros distintos elementos hicieron una
fuerte campaña:
“...se
dio en organizar la perturbación sistemática revolucionaria de la vida política
constituyéndose núcleos de conspiradores en Gijón Oviedo y en la Cuenca Minera,
y a cuyo frente estaban : Teodomiro Menéndez, Eleuterio Quintanilla; José
Loredo Aparicio y
Mariano Merediz”.[10]
Tras el fracaso de la sublevación de Sánchez
Guerra, el grupo opositor asturiano retomará con más interés sus labores
revolucionarias, redoblando sus actividades haciendo reproducir
clandestinamente las ediciones de las denominadas “Hojas Libres,” que se editaban en un imprenta de Villaviciosa. Por
lo que deja traslucir Oliveros, eran sufragadas en buena medida por la familia
Merediz, que iban afrontando con infinita paciencia las acometidas del régimen;
de hecho en un banquete que se le dedica a Gregorio Marañón en Gijón en la
misma fecha del santo de Alfonso XIII, tras los vinos, las irónicas lenguas de
Díaz Fernández, alias “Pepillo”, y de
Mariano Merediz se desatan en los discursos y terminan junto a otros
correligionarios en la cárcel, y con una multa pecuniaria de 250 pts al abogado
maliayés .
En 1931, José Díaz es elegido
representante en las Cortes por el Partido Republicano Radical Socialista,
cargo para el que vuelve a ser elegido esta vez por la provincia de Murcia en 1933,
pero esta vez bajo la bandería de Izquierda Republicana, además de desempeñar
el cargo de secretario político del Ministerio de Instrucción Pública.
Pepillo, como le bautizan sus
amigos, pasa la Guerra Civil en Barcelona como jefe de prensa, la guerra
concluye y como el resto de los republicanos más comprometidos emprende el duro
camino del exilio que le llevará hasta Francia, quedando internado en los
campos de concentración de los que sacado junto con otros hermanos masones a
través de la infraestructura que la masonería española había montado junto con
la AMI (Asociación Masónica Internacional) en Francia.
Se instala con su mujer y su hija
en Toulouse, y aunque tiene esperanzas de poder trasladarse a Cuba, pasa al
Oriente Eterno en 18 de febrero de 1941 en tierras francesas.
José Díaz Fernández “alias Pepillo”
se inicia en la logia Jovellanos, donde le encontramos entre los años de
1922 a 1928 con el simbólico de Wagner, Díaz Fernández, a ser uno de los hombres
jóvenes, de profesiones liberales que después del movimiento de 1917, van a
enrolarse en la filas de la masonería, y así tememos a catedráticos como
Marcelino Aguirre González, y Manuel Rivera Ruiz, al escritor López Merino y a
Fernando Vela y Ricardo Serna luego desaparece de los talleres
asturianos, puesto que se va a trabajar en los medios periodísticos madrileños
de la mano de otro francmasón y amigo Fernando García Vela, que le lleva hasta
el Diario EL Sol .
Allí suponemos, que ambos seguirían
enlazados en el abrazo fraterno y solidario de la masonería, que muy bien les
había arropado en Asturias.
Su trabajo periodístico no fue de tan clara tendencia
masónica como el de su compañero y convecino Pedro González Blanco, aunque
queda por examinar con sumo cuidado “esos hipotéticos rastros masónicos” en sus
colaboraciones periodísticas José Díaz Fernández tiene como novelística, además un
largo capítulo de colaboraciones en prensa, un novelística que podemos recoger
en El Blocao (1928), La Venus
Mecánica (1930) y un tercer libro de ensayos El nuevo romanticismo.
El expediente personal de su pertenencia a la
masonería[11],
hay diversos documentos que explican lo que los servicios policiales trabajaron
para poder datar fielmente al “Pepillo”, por un lado hay en diploma del Gran
Oriente Argentino de Rito Azul a nombre de José Díaz Fernández natural de
Ribadeo, domiciliado en Buenos Aires, e iniciado en la logia Emilio
Castelar, en el cual se confirma la concesión del grado de Maestro Masón
(3º) en 1910, este francmasón que está en paradero desconocido va sufrir
sentencia el 5 de marzo de 1945 por el Tribunal Especial para la Represión y la
Masonería por el cual se le condena pena de doce años y un día de reclusión
menor y accesorias legales de in habilitación. Por otro lado dichos servicios tienen
abiertos otros dos expedientes a otras dos persona que responden al mismo
nombre y apellidos, uno Inspector del Timbre y natural de Pajares, y otro
natural de Quirós, y de profesión forjador. El lío que tenían era monumental, al
original “Pepillo” lo tenían
clasificado como abogado y diputado socialista
Su figura y su proyección que aquí no se trata con
la largueza que debiera esperarse, se debe en parte a que sobre Díaz Fernández
hay diversa obras que recogen no solo su trabajos periodísticos, sino también
su experiencia vital[12];
queda pues abierta la puerta para tratar de forma unitaria la figura y
proyección en la masonería y en la sociedad gijonesa de José Díaz Fernández.
Víctor Guerra Historiador de la Masonería Asturiana
[1] AHN Expediente 42. Legajo 412.
También se puede leer el libro de Teófilo Rodríguez Neira “ Fernando Vela y
Asturias. Biblioteca Académica Asturiana (Caja de Ahorros de Asturias) 1985.
[2] A los naturales de Gijón, también
se les denomina “playos” como a los ovetenses “carbayones”.
[3] Se sacaron muy pocos números, y
era editada en los talleres del periódico El
Noroeste. Este periódico tenía dos cabezas redactoras: una en Oviedo y otra
en Gijón que dirigía Fernando García Vela.
[4] Avello F; Manuel: Recuerdo de
Fernando Vela BIDEA . Año XXXI, Septiembre –diciembre nº 92, y existen además
trabajos en el nº 99: 101 y 105-106.
[5]
Más trabajos biográfico y de
acercamiento a su personalidad se pueden encontrar en La Nueva España del
6/03/1983 y del 9 /05/2000 firmado por Ramón Baragaño el
primero y por Bastián Faro el segundo. Y Frenando
Vela en el recuerdo del 23 /09/1999
: La Nueva España firmado por Víctor Guerra.
[6] Cansinos- Asséns; Rafael: La novela de una literato. Tomo I Edt.
Alianza Tres. pag. 42 y 43
[7]
Artículo “Sobre el Arte
Real” firmado por el hermano\ “Bolívar” simbólico correspondiente a Pedro Glez.
Blanco y que se imprimió en la Revista Latomía volumen II. Madrid 1933.
Una amplia referencia a la logia Unión y sus conflictos y el papel de Pedro
González Blanco se puede encontrar en el trabajo de Mª Dolores Gómez Molleda de
“La masonería en la crisis española del siglo XX”
[8] Saborit; Andres: Asturias y sus Hombres.
[9]
Bolado, José M: EL Cuerpo
de los Vientos. Cuatro literatos gijoneses. Biblioteca Gijonesa del Siglo
XX. Edt. Gran Enciclopedia Asturiana.
[10] Oliveros; L. Antonio: Asturias en el resurgimiento
español . Edt. Silverio Cañada
[11] AHPA. Expediente Personal Nº 7 A
Legajo 68.
[12]
Por un lado esta la obra ya
citada de José M. Bolado y la referencia de Ana Isabel Llaneza Vioque presenta
en el II Congreso de Bibliografía Asturiana de 2000, una ponencia Bibliografía
de inéditos de José Díaz Fernández. Además de diversa colaboraciones en prensa
sobre su figura entre las que destacan las Gracia Noriega en La Nueva España
(Oviedo) y Miguel A . Serrano Monteavaro en La Comarca de Eo (Lugo).
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