Fotógrafos en la masonería asturiana: Gijón (2ª Entrega)
Foto Archivo de Salamanca. Masones españoles en Covadonga
Las Artes liberales en la masonería asturiana: Pintores,
litógrafos y fotógrafos
Siguiendo con la línea ya emprendida hace tiempo de ir entregando retazos de la historia masónica asturiana, esa que se entrega en otras latitudes y por otros autores bajo los sellos de los prejuicios, las envidias y las invisibilizaciones, pues dentro de esa historia de la masonería gijonesa, escrita hace tiempo pero que reposa tranquilamente en espera de un cuidado repaso, pues hago está entrega de un capítulo que puede ser interesante y es la aportación de profesiones como los pintores , litografos o fotógrafos que los hubo y en cierta abundancia en las filas masónicas que se dieron en Asturias tanto en el siglo XIX como en el XX. de lo cual ya hice un primer acercamiento:
Por tanto aquí les dejo con el texto de la la segunda entrega:
Como
hemos podido observar la logia Amigos de la Naturaleza y de la Humanidad , se
constituye en un auténtico vivero de fotógrafos, tal vez la relación de unos
con otros, era la mano que mece el picaporte de la puerta masónica y el aval necesario
para poder entrar dentro de la hermética orden. Así, es como dentro del mismo
taller encontramos al hermano Gutemberg,
cuyo simbólico nos despistó al vincularlo con la tipografía y más siendo su
signación profesional en el cuadro logial el de industrial, pero será de nuevo
Crabifosse el que nos aporte la pista necesaria para luego ir reconstruyendo el
discreto currículo masónico de este ambivalente tipógrafo: Juan Arranz de
la Torre,[1]
al que seguimos a través del citado
estudioso de la fotografía asturiana.
Arranz
de la Torre, nace en Vigo hacia 1825. Sus padres Fernando Arranz de la Torre y Narcisa Barredo son naturales
respectivamente de Fuente Saúco (Zamora) - no Salamanca como indica Crabifosse -
y, Santander. La familia se estableció en Oviedo a mediados de la década de los
cuarenta, dedicándose probablemente ya el padre, a las labores de imprenta.
Juan Arranz continuó la tradición familiar ejerciendo la profesión de impresor
en dicha ciudad. [...] «Personalidad inquieta, participó en diversas
empresas editoras»
Arranz de
la Torre va a
trabajar en la galería de los señores Crespo y Cruz, a los cuales terminaría
adquiriendo su establecimiento pasando a denominarse la empresa Torre y
Compañía , cuya sede se situaba en la calle Libertad 32.
Juan se
inició masónicamente el 31 de enero de 1877, en una logia dependiente del Gran
Oriente de Francia, la cual no podría ser otra que la logia Los Amigos de la Naturaleza y Humanidad
que Victoria Hidalgo da como concluida en 1875, sin embargo las fechas de
diversos iniciados datan de 1877, salvo que Amigos de la Naturaleza y de la Humanidad no
empezara a trabajar en 1879 bajo el GONE, como indica la historiadora Victoria
Hidalgo, sino bajo el GOdF dos años antes y luego cambiara más tarde al GONE,
cuestión muy típica esta de cambios de Obediencia que ha llevado a más de una
confusión a los estudiosos del tema.
Juan
Arranz de la Torre
en el último cuadro lógico que se posee de la logia, que data de 1880, consigna
que posee el ribeteado mandil de Maestro Masón (3º). Con setenta años pasa al
Oriente Eterno. Como anécdota casual decir que fallece el mismo día en que se
había iniciado, un 31 de enero, pero evidentemente unos años antes en 1895. Un
nieto suyo también formará parte de la masonería: Juan Méndez Arranz de la Torre , cuya referencia se
puede encontrar en el capítulo: Prensa y Periodistas
Ricardo
del Río,[2]
es francmasón, y uno de los pocos fotógrafos gijoneses. Nacido en 1857 del
matrimonio luanquín formado por Bernarda Fernández Ricardo y Santos del Río
Artime, que se había ubicado en Gijón, puesto que trabajaba en la Fundición Kessler ,
Laviada y Cía.
Ricardo,
como otros muchos hombres de la época con la inocencia aún colgada de la
primera pelusilla viril entró a trabajar en la fabrica de vidrios La Industria , donde su
afición por la fotografía fue en aumento hasta llegar a iniciarse en tal
actividad en 1881, desarrollando las
labores de fotógrafo ambulante, especialidad en la cual perdurará unos cuantos
años, pues en febrero de 1896 pulula por Villaviciosa donde anuncia sus
servicios durante algunos días, trasladándose al Monasterio de Valdediós, para
realizar las clásicas fotografías de grupos escolares, en las cuales parece ser
era todo un especialista.
Hay un
momento en la vida de Ricardo, intenso, pues no solo gana el «Premio al
Mérito» en la Exposición Local
de 1891, sino que contraerá matrimonio con Escolástica Bárzana y Fontán, que
fallecería unos años más tarde dejando como fruto de su relación con Ricardo,
cinco hijos. Será por esas mismas fechas cuando Ricardo del Río levante el
picaporte de la puerta de la masonería, concretamente lo hace ante las puertas
de la logia Amigos de la
Humanidad y, a buen seguro que de la mano de
alguno de sus colegas fotógrafos y, será mediante esta membresía, cuando
conozca a Antonio M. Quiroga, miembro de la misma logia y colabore con él en el
proyecto de expansión que este último estaba desarrollando, y en esos
entretiempos también visita como fotógrafo la villa de Grado, tal y como
comenta Crabiffosse en su libro sobre la Historia de la fotografía en Gijón.
Ricardo
del Río se inicia en los misterios del maestro Hiram, en cuya ceremonia se
autoimpone el simbólico de Daguerre como no podía ser menos para un
fotógrafo. En el seno de esta formación alcanza el grado de Maestro Masón (3º),
al menos así lo recoge el cuadro lógico de 1894. Dado el vacío documental, no
podemos definir cuales fueron ni sus cargos ni sus años de trabajo masónico, y
menos aún sus aportaciones como masón.
Tres años
más tarde en 1897, inaugurará su propia galería en el antiguo estudio de
Enrique Marquerie ubicado en la calle Libertad 43, realizando trabajos baratos
que publicita de este modo «Visitas por 10 reales» ,
compaginando tales trabajos con copias fotográficas de cuadros como La
familia de un anarquista el día de la ejecución del pintor Ventura Álvarez Sala, conectando así con la radicalidad que se da en la
formación masónica en que milita, pues como ya expusimos este taller gijonés es
uno de los más combativos contra la presencia en Gijón de los denominados «cogolludos».
Aunque
también el taller en que se incardina es combativo con los Jesuitas no deja por
ello de hacer hincapié en las labores de beneficencia. Es este taller Amigos de la Humanidad , un tanto heterodoxo si lo comparamos con los
que le precedieron o con sus propios contemporáneos, pues sus ataques a la
iglesia van a ser sonados, a lo cual se suma su labor de caridad y
beneficencia, y si ello fuera poco, el
liderazgo del taller va a recaer durante algún tiempo en la persona de un
pastor evangélico, lo que le convierte en un taller singular.
Las evoluciones
de Ricardo del Río nos las relata ampliamente Crabriffosse, detallándonos sus
distintos periplos al frente de los cuales no solo estará él mismo, sino
algunos de los hombres que conformaran la masonería del siglo XX Así es, como
encontramos a Luís Medina Farias que será el encargado de la sucursal que
Ricardo abra en la Calle
Corrida 37. Ricardo dejará este mundo el 25 de enero de 1921
con 64 años de edad.
Pese a
morir en pleno siglo XX, en cuyos comienzos tenemos una masonería que se irá consolidando
desde la primera década del siglo, el nombre de Ricardo aparece como uno de los
puntales masónicos en los que supuestamente debería haberse apoyado esa nueva masonería.
¿Cuál fue la razón para esa ausencia?
En
realidad no la sabemos, pues el vacío documental existente en las logias llevó
a la creencia de que ésta había naufragado a la par que el desastre del 98,
luego por otros pequeñísimos indicios vemos que no, y comprobamos que una pequeña
parte de esa masonería siguió adelante. De hecho, ahí tenemos a Ricardo del Río
firmando en 1905 un reconocimiento de méritos masónicos.
También
hay que pensar en otra dirección, y es que los nuevos puntales masónicos del
siglo no salen por arte de magia o cábalas alquímicas, sino de la vinculación
con los viejos hombres del siglo XIX, que de alguna manera les insuflan un
nuevo espíritu ya que ellos se sienten ya muy vencidos por la historia y por el
tiempo, aunque ,ya digo que son especulaciones pues las nuevas fuentes
documentales masónicas que vamos a manejar correspondientes al primer tercio
del siglo nada nos digan sobre ello y, todo parezca indicar que esta nueva
masonería del siglo XX nace como por generación espontánea.
Hasta
ahora hemos hablado de los fotógrafos, pero habría que hacerse una pregunta ¿Qué
hay de masónico en sus obras? La verdad es que es un trabajo de investigación
difícil y que aún no se ha abordado y que dada su escasa presencia, es posible
que hubiera que ampliarlo a todo el territorio peninsular para que dichos datos
pudieran tener alguna consideración, fuera de lo puramente anecdótico.
Con
respecto a los que estamos tratando hay un trabajo de Ricardo del Río muy
relacionado con la masonería y, es un excepcional documento fotográfico[3]
, en el cual vemos a Marcelino Aguirre Vitorero, vestido de Maestro Masón[4].
El estudio en que se realiza la fotografía estaba ubicado entre las calles
Cabrales 55 y Corrida 37. Existen en el fondo documental de Salamanca, que no tienen
asignada autoría y que bien pudiera ser de Ricardo del Río, o de algunos de los
fotógrafos que actuaban en Asturias, pues en ellas aparece la construcción del
edificio de la sede de la
Gran Logia Regional del Noroeste.
También
en la ciudad de Gijón tenemos a otro reconocido fotógrafo francmasón Julio
Peinado Alonso. A éste se le había
vinculado a la nueva masonería que se va a dar en el siglo XX, de él nada nos
dice la profesora Victoria Hidalgo sobre su posible membresía en la masonería
del XIX, y sin embargo entre los papeles de la logia Amigos de la Humanidad ,
encontramos el documento, ya citado, que firman: Nicanor Alonso como ex Venerable,
Luciano Coste como 1º ex Vigilante, Ricardo del Río como Maestro de Ceremonias y
como ex Secretario de la logia Amigos de la Humanidad en los
valles de Gijón, Julio Peinado Alonso con el grado de Maestro Masón (3º). Lo
cual nos está indicando que su membresía a la Orden de los Hijos de la luz viene
de lejos.
Peinado
Alonso se va a constituir como el profesional por excelencia que se adapta a una
ciudad en continuo proceso de cambio sabiendo dosificar su talento para ir
dando todas las novedades que ofrece el medio y una demanda cada vez más
interesada en sus productos..
Julio
Peinado es un natural de Valladolid, ciudad donde le traen al mundo el 21 de
septiembre de 1868[5],
sus padres Rafaela y Juan. La familia al
completo y con un mozalbete que ya tiene catorce años, arriba a Gijón de la
mano de la profesión de su padre, que buscaba mejores perspectivas para su
prole instalando de esta manera un primer estudio fotográfico en la calle San
Bernardo, en cuyo edificio vivía toda la familia.
Con
apenas 19 años, Julio Peinado se casa con Joaquina González Guinea, de familia
que como dirían los castizos, era de pura cepa gijonesa. Con dicha señora llega
a tener ocho hijos, y pasando a trabajar profesionalmente a Oviedo, a un
estudio que abrirá en la calle Fruela desde el cual irradiará una intensa labor
que le lleva a contar con la presencia
de aprendices deseosos de iniciarse en la aventura de la fotografía.
En su
labor de innovación se destaca, como así lo hace la prensa ovetense, la
adquisición de «un nuevo aparato de luz de 6.000 bujías
mediante el cual hace por la noche fotografías instantáneas con igual perfección
que valiéndose de la luz solar»[6]
La era de
los Peinado en el mundo de la fotografía es amplia, pues tal y como indica
Adúriz en su libro, va desde 1883 hasta 1940, trayecto en el cual se va
perfilando un avanzado industrial y, un preocupado francmasón de reconocido
prestigio en ambos campos.
Su
colaboración con otro hermano francmasón, también fotógrafo Antonio Quiroga le obliga
abandonar Oviedo e instalarse de nuevo en Gijón, aunque tendrá que encargarse
de buena parte de las tareas y compromisos que va adquiriendo Quiroga en su
labor de expansión industrial.
Así,
vemos a Pintado encargándose de la sucursal que Quiroga había montado en
Ferrol, lo cual conlleva que dada su profesionalidad, y la hermandad existente
entre ellos y la fraternidad a la que les obliga el ser miembros de los Hijos
de la Viuda ,
termine asociándose como «representante en propiedad administrativa con
firma autorizada ante notario -indicando Quiroga- que todos los trabajos del
estudio están a cargo del inteligente artista fotógrafo D. Julio Peinado Alonso»[7]
La
ascendencia de Quiroga, tal y como expresa Crabiffosse se va dejar notar tanto
en la apuesta profesional, como en el ingreso en la masonería de su colega y
amigo al que en 1898 vemos entrar en la cámara de reflexión,[8]
y momentos más tarde iniciar los tres viajes que debe realizar el profano que
desea adentrase en el mundo de la masonería, y así es como Julio Peinado, con
30 años entra en la logia Amigos de la Humanidad , y escoge como nombre simbólico el de Nipse.
No
sabemos con fecha exacta cuando abandona la masonería, puesto que su logia se
va ir extinguiendo en el tiempo y, parece que tan solo queda la parte
administrativa, tal y como lo demuestra un escrito que se realiza en 1905 y que
ya se comentó en varias ocasiones.
Su
presencia, la vamos a echar de menos en el nuevo renacimiento masónico y, comprobamos que es del todo reacio a incorporarse a los
nuevos e ilusionantes trabajos masónicos, y todo ello a pesar de que tiene
conocidos y amigos que en parte están liderando la puesta en escena de nuevas
columnas sobre las cuales se asentarán los nuevos cimientos de la masonería
gijonesa.
Su
reincorporación no está exenta de cierta presión y hasta de una posible
maquinación, puesto que por un lado se estaba preparando la reorganización del
GOE en Grandes Logias Regionales y por otra, ciertas personalidades de la
masonería gijonesa estaban preparándose para abordar ese salto organizativo y
necesitaban de pesos pesados como Julio Peinado.
Durante
ese renacer masónico, el prestigio de Peinado es inmenso ya que en 1916, goza de
fama al proclamarse oficialmente como fotógrafo de S.A.R. la Infanta doña Isabel, y es
en medio de esa aureola profesional en la que se circunscribe su reconocimiento
como masón, que se produce el 5 de enero de 1923, en el seno de la logia Jovellanos
nº 337, que le reconoce como procedente del Gran Oriente Ibérico, y como no,
también del grado que ostentaba de Maestro Masón (3º), aunque un mes más tarde Julio
Peinado está pidiendo la plancha de quite para levantar las columnas de la logia Riego nº 2,
y en cuyo taller ocupará el cargo de Secretario.
Su
permanencia en la masonería se va a registrar hasta 1926, luego su estela
desaparece dado que hay un vacío documental que no nos permite saber como
prosiguió el currículo de Julio Peinado, que debía estar muy metido en sus
trabajos profesionales, pues desde su salto a la logia Riego como
Secretario, no se le encuentra entre las grandes dignidades que presiden la
logia ni dentro de la estructura de la Gran Logia Regional del Noroeste.
Sabemos
que en 1925 presentó una selección de fotografías en la Exposición de la Hulla Blanca de
Grenoble y, que partir de aquí sus descendientes serán quienes se vayan haciendo
cargo del negocio y que en 1926, «tras el cierre del Teatro Jovellanos, se
integra en aquel Gijón Cinema inaugurado el 15 de julio de 1926 con la
celebérrima serie muda El Prisionero
de Zelda. Yo recuerdo como si fuese ahora que, ya embalados por la
década de los treinta, los mocosos del barrio del Carmen andábamos a la caza de
aquel amable operador que era Julio Peinado para, día tras día, pedirle vistas
que él nos proporcionaba a montones y gozando como un verderón»”[9]
El 17 de
diciembre de 1940 fallecía en su casa de la calle San Bernardo y, con él, como
decía Patricio Adúriz «perdíamos a lo que vino a simbolizar lo que
por antonomasia denominaremos la belle
epoque de la calle Corrida»
Victor Guerra Garcia. Historiador de la Masonería Asturiana
[1] Ibidem . Pág. 124.
[2] Ibidem Pág. 182.
[3] AHN. Signatura SE-MASONERIA-A foto
333.
[4] Marcelino Aguirre fue exaltado al
grado 3º el cinco de diciembre de 1914.
[5] Crabiffosse en su libro sobre la
fotografía en Gijón, al igual que Patricio Adúriz en su libro Crónica de la Calle Corrida
exponen que Julio Peinado había nacido en 1869, sin embargo en los documentos
masónicos se consigna con fecha de 1868.
[6] El correo de Asturias,
Oviedo, 17 de octubre 1891.
[8] Habitación de muy reducidas
dimensiones y casi en plena oscuridad y donde se encierra al profano con una
serie de símbolos y frases antes de dar comienzo a las ceremonias de
iniciación.
[9] Adúriz, Patricio: Crónica de la
calle Corrida. Biblioteca Julio Somoza. Ed. Silverio Cañada Gijón 1990.
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