MEMORIAL INSTITUCIONAL A ELEUTERIO QUINTANILLA
Los actos del 50 aniversario de su muerte han traído consigo, amén de lo que ha comentado, otros dos actos institucionales, en pro recuperar la memoria de este singular ciudadano gijonés nacido en los finales del siglo XIX.
Uno de ellos estos actos ha sido la recepción que dio la Corporación gijonesa, o una parte, pues no sé muy bien porque en la representación tan solo estaba o eso creo una parte de esta, la que corresponde o yo identifico como Podemos y Foro, que tuvo lugar el día 29 de Enero del 2016, y que ha tenido cierta repercusión en la prensa regional como pueden ver en este enlace.
Por mi parte llegué tarde, o el acto se adelantó unos minutos, por lo cual me perdí las postrimerías de la recepción, en la que ya de mano digamos que no había mucha presencia, pues un Viernes a las torera hora de las 12,00 horas pues no es muy buena hora para que a estas cuestiones asista el personal, aunque a decir verdad tampoco el institucional era nutrido, pues eché de menos en la fila institucional la figura de la Sra. Alcaldesa,Carmen Morillón, como seria de menester para un acto de esta naturaleza, pues la Sra. Alcaldesa nos representa a todos,más allá de estuviera representada la izquierda política.
Pero ya sabemos cómo va el tema de las filias y las fobias en este país, cuando puede situarme en la fila de visitantes a la recepción, no solo atisbé algunos de los integrantes de la familia Quintanilla, los directos y los indirectos, sino que me dejé llevar por el suave decir del discurso preparado para la ocasión por Helios Privat, en representación de la familia.
Discurso cargado de emoción y guiños, con menciones a la libertad de conciencia, como directriz de conducta que el abuelo Eleuterio Quintanilla, le ofrecía al huérfano de padre, Helios Privat, que rememoraba una cuestión que debería estar presente en el quehacer de la ciudadanía, «honrar el trabajo y la trayectoria de los hombres, como Eleuterio Quintanilla, «supieron cumplir con su deber y dar un sentido a su existencia»
En el regio salón gijonés lleno de retratos de próceres de rango abolengo gijonés sonaban extrañas las palabras muy hiramistas que encarnaron el deseo de Eleuterio Quintanilla «la emancipación de todos los hombres y mujeres para lograr una enseñanza libre, para unir lo que estaba diseminado» en un proyecto común «para caminar en pro de una humanidad mejor», aunque el ritual masónico nos habla de una «sociedad esclarecida»
En el homenaje familiar se obviaban las referencias masónicas indirectas, pero su nieto, estaba dejando sonar en el regio auditorio los sones más masónicos, no con fechas o citas respetando el silencio del viejo abuelo en los temas masónicos, pero esa membresía se hizo patente para oídos atentos al traer al hilo párrafos que debió leer tantas veces el Hermano Floreal (ese era el nombre simbólico del masón Eleuterio Quintanilla).
Bueno era que sonaran altas y claras estas palabras, e incluso las citas de una membresía como la masónica que dos veces dio el «do pecho» presentándose en las consistoriales los primeros para comunicar de forma institucional la derogación de un poder conservador que debía dejar paso a la república, en Gijón lo hicieron por veces los masones gijoneses, siendo los primeros en alzar las banderas de las dos Repúblicas la de 1871 y la de 1931, y eso también debe de decirse y escucharse.
Pero aun así, el maduro Helios que mamó las primeras lecciones un agotado anarcosindicalista y masón abuelo, trajo al cierre de esos trabajos otras máximas que me devolvieron al recuerdo de las viejas columnas de mi logia adoptiva: La Zelé de Bayona, donde escuche también algo que Privat comentó sobre la soledad y el silencio, el silencio que se pide en los trabajos masónicos, y que en el caso del exilio español- el masónico- entre las columnas «J» y «B» eso iba acompañado de soledad y amargura por un fracaso común y una tierra lejana aunque sus predios estuvieran a alcance de sus dedos.
Helios Privat, y su familia nos dejó un encargó y es que «España no puede renunciar a la memoria histórica, no puede callarse, quizá – nos dijo no puede callarse, quizás la nostalgia no es sana, pero el olvido es criminal»
Un encargo que venía de la mano de una dura enseñanza que también comentó «durante años, refugiados o hijos de refugiados tuvimos vergüenza frente a los que vivíamos como una humillación. Parta el abuelo, como par otros muchos- ser digno era callarse. Nuestros padres callaron, nosotros también, aunque ello no es olvido…»
Culminó su alocución- Helios- con la lectura de un duro poema a cerca del destierro, y de la soledad que me retrotrajeron a otro poema-canción de Victor Manuel, que recuerda esa soledad:
Sé que la noche es larga,
y debo andarla sin una mano amiga;
porque así lo he querido;
porque aún no he aprendido
a manejar recuerdos a mi antojo.
Y porque soy consciente
de que solo soy eso:
un hombre solo.
y debo andarla sin una mano amiga;
porque así lo he querido;
porque aún no he aprendido
a manejar recuerdos a mi antojo.
Y porque soy consciente
de que solo soy eso:
un hombre solo.
La recepción daba a su fin, y vinieron las fotos de unos a otros, saludo al amigo Helios y algunos familiares, pues me siento extraño y extrañado, ante la presencia de los Quintanilla, y el dolor que media en otros lares por ese largo y cabal destierro que acabó con la vida del abuelo Floreal
Además tenía otras urgencias como era irme de viaje Madrid a unos trabajos los cuales «empiezan al mediodía en punto y cierran a la media noche en punto», y donde también tuvimos un minuto para recordar al viejo Hermano Floreal en su Oriente Eterno en medio de una Cadena de Unión fraternal.
Eché de menos no estar en la colocación de la placa en memoria del Eleuterio Quintanilla, que he visto estos días, expresada en asturiano, lo cual me ha resultado chocante, como extraña es su colocación a modo de placa de dentista a un lado del portal, cuando la entrada de la Escuela Neutra, si mal no recuerdo tenía su entrada por un lateral que daba a la calle Concepción Arenal.
Echo de menos en esta placa la simbología de la adscripción anarcosindicalista de Eleuterio Qunitanilla, la CNT, así como los símbolos masónicos, pues la Escuela Neutra, tuvo como patrocinador en todo momento (1911-1937) a la masonería asturiana encarnada en la figura de la Logia Jovellanos y de la Gran Logia Regional del Noroeste.
Y en las fotos que luego vi, sobre la colocación de la placa, eché de menos las representaciones ciudadanas y políticas de la ciudad, por las que tanto abrogó Eleuterio Quintanilla, y por supuesto eché de menos las bandas de mi propia institución, la masonería, tan ocupados estaban unos como invisibilidades otros, tal vez ignorantes del gran acontecimiento que se estaba produciendo en Gijón donde la masonería debiera haber tomado como suyo el homenaje al viejo Hermano y director del proyecto que fue buque insignia de la acción formadora de la masonería asturiana, a cuyo recuerdo y compromiso parece que se le da la espalda, más empeñados en estar presentes en homenajes ajenos.
Tal vez el viejo anarquista como representante de una masonería pequeño burguesa debiera haber tenido en su recuerdo una imagen de este tipo, hubiera sido un buen cierre conmemorativo para el viejo compañero de bancada,
Quede al menos en el recuerdo lo acontecido, y perdonen que revindique la membresía masónica, pero esta no la he visto reflejada en casi ningún sitio, y este es el momento de hacerlo. Gracias,
Aunque alguna bandera rojinegra no hubiera estado nada mal, a buen seguro que si el amigo Garay hubiera estado entre nosotros hubiera entornado esa bandera como buen representante también del anarquismo gijonés, aunque ello hubiera molestado a la bien pensante progresia local gijonesa.
En fin, son las cosas de la España actual, bien porque unos ya no recuerdan y porque otros están ocupados, los actos han quedan reducidos a importantes testimonios de esforzadas voluntades avencidadas en torno al Aula Popular de J. Luis Rúa y el Ateneo Obrero, quedando la ciudadanía y sus conformaciones sociopolíticas entredicho por la falta de apoyo y coherencia fraternal…
He dicho Victor Guerra
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