LA GRAN LOGIA REGIONAL DEL NOROESTE. MASONERIA EN ASTURIAS (5ª Entrega)

5.4 La Gran Logia Regional del Noroeste
A partir de 1922 el poder central del Gran Consejo Simbólico del Grado 33º, que regía los destinos de la masonería española dentro del GOE, estaba siendo contestado por las propias logias que requerían un mayor control tanto en la organización interna como en la territorial. Tal era la tensión en esos momentos dentro de la masonería, que termina fraguándose en abril de 1924 un documento donde los Grandes Maestres Regionales deciden asumir el poder sobre los grados de la masonería simbólica. Por tanto, el Supremo Consejo del Gran Oriente Español (GOE), integrado por los Grandes Maestres Regionales que tendrán plena jurisdicción sobre los tres primeros grados simbólicos (Aprendiz, Compañero y Maestro), y el Supremo Consejo del grado 33º, tendrá plena jurisdicción sobre los altos grados filosóficos (desde el 4º al 33º) del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.[i] Ello configura una nueva forma de organizarse y de regirse.

De ahí la constitución de las Grandes Logias Regionales: Gran Logia Regional del Mediodía; Gran Logia Regional del Nordeste, Logia Regional del Centro, Logia Regional Catalano-Balear, Logia Regional de Noroeste, la Gran Logia Regional del Sudeste y la Gran Logia Regional del Levante.

Con motivo de ésta reorganización se constituye la Gran Logia Regional del Noroeste (GLRN) bajo cuyo amparo se ponían los siguientes talleres en Asturias las Logias Jovellanos; Argüelles; Riego; y los triángulos Ferrer en Nava, Costa en Turón, Evaristo San Miguel en Gijón; en las provincias gallegas la organización dependiente de la GLRN, se estructuraba de esta manera en Coruña: Suevia, y Curros Enriquez; en Lugo: Lucus; en Santiago: Libredón; en Pontevedra: Helenes; y en Vigo: Vicus, los triángulos gallegos eran Adelante en Orense, y Solón en Pontevedra, y luego estaba el triángulo Libertad en León. En líneas generales se contaba con un total de unos 300 miembros sobre 1930, y cuatro años más tarde, este número ya ascendía a unos 500 afiliados, aunque es muy posible que realmente hubiera más.

Las figuras más importantes dentro del panorama que abarcaba la GLRN, y que representaban a su vez la heterogeneidad política, que se hallaba dentro de dichos bancos masónicos, eran las siguientes en Asturias se contaba con la presencia del socialista Teodomiro Menéndez; de los reformistas Melquíades Álvarez y Alberto de Lera; los anarquistas eran representados por Eleuterio Quintanilla, y finalmente si hubiera que sacar de entre el variopinto conjunto republicano dos nombres de distinta época, estos podrían ser representados por Gervasio de la Riera y José María López Fombona; en Galicia la cosa no era tan distinta, tal vez un poco más matizada por el tema nacionalista que arrojaba esta representatividad: Casares Quiroga y Poza Juncal por Acción Republicana Gallega y Abad Conde, López Varela, y Vega Barrera por el Partido Radical; y León estaría representada por el diputado socialista Alfredo Nistal.

Durante los primeros años hubo dentro de la GLRN fuertes encontronazos entre los miembros más jóvenes en cierta manera muy retraídos sobre el funcionamiento de la Orden y los veteranos, un número muy reducido y muy bragados en las cuestiones internas, que son en definitiva los que orquestan la articulación del elemento aglutinador como la GLRN y que están alineados en la corriente simbolista en completa disconformidad con los otros dos asturianos como Barcia y José María Rodríguez que representaban a los altos grados (filosofismo).

Todas las formaciones que estaban bajo el GOE, al pasar bajo la dependencia del elemento coordinador vuelven a renumerarse, así el taller Jovellanos nº 337, con la constitución de la Gran Logia Regional del Noroeste, pasará renumerarse pasando a ser la Respetable Logia Jovellanos nº 1.

Este taller con sede en Gijón, se constituirá en el mayor baluarte masónico del noroeste español. Ya que en diciembre de 1930, el sólo cuenta con 90 miembros, aunque hay que anotar que unos años antes se había producido una cierta desbandada debida en parte a las distintas fricciones políticas, por otro lado hay una cierta obligación de poner las cuentas al día puesto que no se puede capitar al GOE, por hermanos que ya no estaban ni asistiendo ni pagando sus obligatorias cuotas, lo cual produce una fuerte purga por falta de pago y asistencia, y luego hay otro descuelgue de algunos miembros al constituir nuevas formaciones masónicas en integrarse en ellas.

5. 5 La Respetable Logia Riego nº 2
Uno de ésos los talleres que se descolgaron de la logia madre en dicha época, y que llegó a consolidarse fue Respetable Logia Riego nº 2 , que en enero de 1923, levantaba columnas con 19 miembros, provenientes todos ellos de la logia Jovellanos. El nuevo taller trabajará bajo los auspicios del Gran Oriente Español (GOE) y bajo el Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

Esta nueva formación, viene de la mano de Alberto de Lera, que a buen a seguro auxiliará a las tres luces del taller, [ii] compuestas por Marcelino Aguirre Victorero como Venerable Maestro, de simbólico “Atenas”; Pedro Fernández del Fueyo, natural de Pola de Lena y de profesión sastre), que ocupaba el cargo de 1º Vigilante, hermano de otro reconocido masón encuadrado dentro de los talleres orensanos y que llegó a ser Alcalde de la ciudad de manos de la autoridad gubernativa en 1934, como representante de la tendencia más derechista del lerrouxismo; y José Antonio de la Riera con el grado de Maestro Masón (3º) que ocupaba el cargo de 2º Vigilante. El cargo de Orador lo ocupaba un hijo del venerable, Marcelino Aguirre. Otro de los elementos significativos de dicha formación es Julio Peinado Alonso, fotógrafo (son varios los fotógrafos afiliados a la masonería y todos ellos de una cierta entidad profesional).

En 1926 en uno de los recuentos anuales para la Gran Logia Regional, el taller Riego nº 2, registra treinta y tres miembros. Su composición socioprofesional será la siguiente: 6 miembros dedicados al comercio, otros 6 figuran como empleados, 5 son industriales, varios son maquinistas, 2 fotógrafos, 1 médico, 1 periodista, 1 castrador, 1 viajante, 1 relojero y 1 pintor. No será pues esta logia tan multitudinaria y heterogénea ideológicamente como de la que provienen muchos de ellos. En éste taller (dedicado a la memoria del tinetense y masón General Rafael del Riego[1]), hay una monocromatismo ideológico liderado por el reformismo que preside Alberto de Lera.

Esta logia terminará abatiendo columnas en Septiembre de 1935, al quedar disueltas tanto ella, como la López del Villar nº14, dadas las precariedades y los momentos políticos tan críticos por los que se está pasando, los menguados efectivos de todas ellas serán reunificados bajo la logia Jovellanos 1. Los momentos críticos vendrían expresados, por un lado, por los procesos revolucionarios del 34 que salpicaron a la orden en toda su línea de flotación, al ser acusados varios miembros del triángulo Costa de Turón de dar muerte a los religiosos maristas, de cuyo crimen se acusó al masón y presidente el citado triángulo Leoncio Villanueva. Otros implicados, pero desde la vertiente represora fue el General López Ochoa que no se le perdonaría más adelante sus implicaciones en el 34, para unos por ser excesiva su represión sobre los revolucionarios asturianos, aunque para las derechas su mando en la región fue contestado por ser demasiado pusilánime.[2]

Si a esta implicación le unimos el nudo gordiano que se había formado entre reformismo y masonería, con lo cual ésta última se ve en una difícil tesitura, al establecerse el pacto del Partido Reformista con la derecha más recalcitrante como era la CEDA. Ante ello el Gran Consejo de la Orden, viendo las repercusiones que ello podría traer se desmarca rápidamente de tal operación y rompiendo con ese indigerible nudo, cursa la petición a todos los talleres bajo sus auspicios “para que irradien aquellos hermanos que colaboraban con partidos, que a su vez actuaban en contra de los fines de la masonería, en concreto esa acción se dirige contra los militantes del Partido Demócrata Reformista Liberal. Con la misma intención y siguiendo tales directrices la GLRN envía a todas sus logias y triángulos, una circular donde se comunicaba la obligatoriedad de efectuar de una declaración expresa por escrito de no estar militando en partidos políticos, cuyo ideario fuera hostil a los principios que defendía la masonería.[3]

Años antes ya se había empezado a notar los primeros síntomas de que las cosas no venían demasiado bien rodadas para el colectivo masónico. Tal “movida” se empieza hacer manifiesta dentro de los talleres gijoneses, cuando en 1933 Marcelino Aguirre, grado 30º de la logia Riego , escribe una carta a Rogelio García y Antonio López del Villar como Gran Maestre y Gran Secretario del a GLRN, solicitando la “plancha de quite” por una excesiva cohabitación de la política dentro de los talleres, ante lo cual contesta el Gran Maestre que la culpa estaba en aquellos que se habían dejado influenciar por opciones partidistas:

“...en los que nos han inducido a llegar a esta situación... se trata, no ya de una alianza con las derechas, como desgraciadamente ocurre, que por sacar provecho se alían en vergonzoso conglomerado de toda calaña. Desde luego miserables y faltos de dignidad, más en este caso , se ha llegado a la exageración implicándose en el contubernio con lo más denigrante y opuesto a nuestros principios, nada menos, que con jesuitas y católicos de la clase más fanática y cerril.” [4]

5. 6 El respetable Triángulo Evaristo San Miguel (Jove)
Fruto no de estos últimos acontecimientos, pero sí del mismo malestar que en parte aquejaba a la masonería, la politización, y del uso que se hacía de ésta en función de intereses partidistas, que como se ve ya estaba presente en 1923, nace una nueva formación que se produce a finales de 1923, y que se denominará Respetable Triángulo Evaristo San Miguel, el cual tendrá su sede en Gijón, concretamente en el barrio de Jove. 

Quien propicia la nueva partición de la logia Jovellanos para constituir un pequeño triángulo de apenas cuatro miembros, es un veterano masón y político Gervasio de la Riera. Además de haber sido una activo concejal e industrial y propietario de los Astilleros Riera; está inserto en la promoción cultural de Gijón a través del Ateneo Obrero de Gijón del cual es directivo. Precisamente en 1904, se había reunido la Junta Directiva de dicho Ateneo con el objeto de debatir la propuesta de Gervasio de la Riera sobre la posibilidad de crear una sucursal de tal Ateneo Obrero en el populoso barrio de La Calzada. Es precisamente en este nuevo proyecto donde Gervasio de la Riera va a jugar un papel importante, puesto que se va a constituir en el principal promotor de la idea y cuyo concepto expone en el acto inaugural:

“La gloria de este nuevo acto de vida dado por el Ateneo, a la sociedad, correspondía, pues ella, con su constancia, y con su amor a la instrucción, era merecedora de todos los homenajes. El Ateneo de que manera se había sabido mantener alejado de toda cuestión política y social que hubiera podido apartarlo de su verdadero objeto y para probar con hechos su actual prosperidad citó uno de ellos: el número de socios que llegó a mil en Enero último”[5]

Hay que tener en cuenta que La Calzada en 1910 contaba con 2.500 habitantes, y que dicha cantidad era doblada en la década de los años 30. En éstos primeros tiempos la infraestructura de dichos conglemerados urbanos era mínima, como también lo era la instrucción y más cuando buena parte de esa masa provenía del agro y tenía que desenvolverse en un medio industrial como La Calzada. De ahí que empiece a considerarse la formación sociocultural como una de las piezas claves para resolver tales problemáticas, esa es la idea que propugna esta burguesía progresista que encabeza Gervasio de la Riera y que en parte provenían de la vieja escuela que se había formado en la Universidad de Oviedo con Fermín Canella y grupo de Institucionistas que representaban las ideas del krausismo en Asturias.

Gervasio de la Riera, llega a la masonería entre 1913 y 1916, éstas dos, son las fechas de los cuadros lógicos entre los cuales picó a la puerta de la logia Jovellanos, el republicano Gervasio de la Riera. En 1922, ejerce de 2º Vigilante en dicho taller, habiendo alcanzado el grado 18º y utilizando el simbólico de “Benot”. En 1923 Gervasio parece que no está dispuesto a secundar los movimientos que se dan en la masonería asturiana encabezadas por Alberto de Lera, y producto de ese cisma, tal vez también influido tal conflicto por los posicionamientos políticos republicanos un tanto encontrados con el reformismo, funda el triángulo Evaristo San Miguel, llevándose tras él a otro de sus familiares, a José Antonio de la Riera de simbólico “Neptuno” cuya llegada a la masonería es un poco más tardía en 1922, seguramente habría llegado a ésta de la mano de su pariente, que le habría encaminado hacia los secretos hiramistas, a este grupo se unen Víctor Álvarez Cuervo “Garrigós; y un natural de Lieres y domiciliado en Veriña, cuyo topónimo adopta como nombre simbólico (este debe ser de los pocos masones que habitan fuera del casco urbano gijonés), por otra parte la adopción de dicho simbólico es una cuestión muy típica entre algunos autóctonos y los indianos.

Esta nueva formación parece contar con el beneplácito de la GLRN, pero va a sufrir un gran descalabro a finales del año 1924, cuando los dos Riera, junto a varios pesos pesados de la masonería: José Tenas, Mariano Merediz, Patricio Fernández Armayor y Pedro Fernández Fueyo, serán expulsados de la Orden, quedando el triángulo completamente desmantelado, de hecho los dos miembros del pequeño taller que no son expulsados, vuelve al seno de su logia madre.

¿ Es la constitución de este nueva formación y el pretendido espacio que querían ocupar, lo que en parte causa su expulsión? No lo sabemos a ciencia cierta, pero es muy posible que desde dicho triángulo se hiciesen algunas maniobras en pro de lograr algunos apoyos, no bien entendidas y que ello provocara tan drástica situación. Hay que tener en cuenta que quien firma tal sentencia es Alberto de Lera, que con ello pierde varios de sus más valiosos bastiones del reformismo, por lo cual la “posible pifia” debió ser grande para que el vetusto venerable tuviera que irremediablemente estampar su firma comunicando al Orbe Masónico tan ejemplarizante castigo, tal como se publica en bando tipografiado por la GLRN, y la comunicación al Supremo Consejo del Grado 33 y Gran Consejo Federal.[6]


[1] Se ha discutido muchos sobre si el General Riego, fue masón y las últimas conclusiones así lo atestiguan: aunque pertenece a esa diseminada masonería del siglo de finales de finales del siglo XVIII.
[2] A este respecto, anotar que el autor de este trabajo está trabajando en la investigación sobre los sucesos del 34 y la repercusión en la masonería.
[3] Circular de la Gran Logia Regional del Noroeste .AHN A-737/8-6
[4] AHN. Expediente personal de Marcelino Aguirre B-752/2
[5] Alonso, Avelino:. “El Ateneo Obrero de La Calzada, 1904-1937”. Diario El Comercio (Historia Vivida) Gijón 1999.
[6] AHN. A-738/1-9

[i] El Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Es uno de los más antiguos de la orden masónica, y que ha creado polémica en cuanto a su origen y fundación. En Francia en el año 1786, hubo una separación de obediencias, las cuales para distinguir sus ritos continuaron uno con el título de Rito Escocés y otra con el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. La denominación Escocés Antiguo y Aceptado, deviene de cuando en 1717 se constituye la Gran Logia de Londres algunos masones que no compartían los principios de esta primera federación de logias y constituyeron otra, pasarían a llamarse los antiguos en oposición a los modernos, que también recibían el nombre de adoptados. Tras el reconocimiento de las Grandes Logias de Escocia e Irlanda, agregaron a su título la palabra Aceptado. El Rito Escocés Antiguo y Aceptado conforma un sistema ritual de 33 grados, en los cuales los tres primeros (Aprendiz, Compañero y Maestro) corresponde a la Logias Simbólicas. Independientemente de éstos tres primeros grados, pero muy ligados también con ellos, están se hallan los grados filosóficos que van desde el 4º al 33º.
[ii] Tres luces. Las luces masónicas son seis: tres inanimadas: El Libro, La Escuadra y el Compás y las otras tres personales o físicas: el Venerable y los dos Vigilantes de la logia.

Víctor Guerra. Miembro del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME) y Director de la Academia Internacional Vº Orden del Rito Moderno (UMURM)

NOTA: Este trabajo es propiedad del autor, y por tanto su uso, reproducción, y explotación debe contar con el permiso del autor.


































Comentarios

Edgar Robles ha dicho que…
Desde hace bastantes años creo estar en la obligación ( propia, exigiéndomelo a mi mismo), de declararme Francmasón. Considero que se lo debo a la humanidad. Sólo espero que esta crisis que se ceba con nosotros, los jóvenes, pase pronto con el fin de poder ejercer alguna de mis profesiones o artes y así estar enla condición básica, de poder satisfacer cuotas. Digo básica porque ello no hace merecedor de ingreso, pero sí que permite afrontarlo. Opino que estimular la lógica, la duda, el conocimiento y por encima de todo; la filantropía son deberes básicos de cualquier sociedad ( aunque no haya ni una sola que lo fomente ).

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