Los papeles Masónicos de Gijón en el archivo de Salamanca
La amplitud de lo incautado, cuando Asturias cae en manos de las tropas franquistas, es ingente en el volumen de papeles, enseres, muebles e inmuebles.
En lo que se refiere a Gijón y a lo estrictamente masónico podemos decir que, tras varios decretos y ordenes del general Cabanellas, de Francisco Franco y de la Junta Técnica del Estado, finalmente, un 22 de octubre de 1937, una parte de los Servicios Especiales destacados en Gijón ponían, tras la caída de la ciudad, en manos facciosas los locales de la Gran Logia Regional del Noroeste, en donde, además de la Escuela Neutra estaban asentados los trabajos de las logias Jovellanos, Riego y el Soberano Capítulo Caballeros Rosacruces «Alberto de Lera», incautándose en el acto de cuanto material obraba en dichos locales, sitos en la calle la Playa, n.º 5 y 7 (hoy, Vázquez de Mella), lugar donde estuvo hasta no hace muchos años la Agrupación Artística Gijonesa. Edificio expropiado y revendido.
Dicha incautación va provocar controversias entre la jurisdicción militar, que representaba Ángel Colmeiro, y la Delegación Nacional de Servicios Especiales, cuyo delegado era Marcelino de Ulibarri. Agria polémica que llegará hasta el 25 de enero de 1941, día en el que el delegado Ulibarri se hace con el preciado botín que tenían los militares como parte del sumario abierto.
Por distintos informes sabemos que la incautación se componía de documentos de diversa índole: títulos o diplomas de masones, por ejemplo los de Crisanto Alonso Pérez, Aquilino Fombona, Nicanor Fernández García, o Álvaro González; también había folletos variados; memorándum de las logias y de la Gran Logia y, cómo no, cartas de unos a otros, por ejemplo las de Pablo Iglesias a Tejedor, u otras de Marcelino Aguirre a Rogelio García y Arturo del Villar.
A los masones gijoneses les había dado tiempo, en parte, a deshacerse de papeles comprometedores como pudieran ser los cuadros lógicos; y, en general, de todo aquello que pudiera comprometer la seguridad de los hermanos masones. De hecho, vemos como en los últimos años carecemos de los listados de miembros de la logia.
Digamos que lo encontrado por los Servicios Especiales de Ulibarri era poca cosa para lo que significaron 25 años de trabajo masónico desarrollado por las distintas logias que se reunían en dicha sede.
Sin embargo, a ese volumen documental que hoy forma parte del bagaje de Salamanca y que está microfilmado, o sea, con una copia en el Archivo Histórico de Asturias, sito en Oviedo, y con el cual se está acometiendo la historia de la masonería asturiana, hay que sumar otros enseres que fueron cargados en varios vagones de tren con destino a Salamanca.
Entre esos enseres había, repartidos por el edificio, muebles, como 4 divanes de terciopelo rojo, y varios bustos de escayola correspondientes a Víctor Hugo, Galán y García, Pablo Iglesias o Rosario de Acuña, los cuales se encontraban en el parvis, o sea, en el vestíbulo de la logia.
En la antesala de entrada al edificio, ricamente amueblada, había un retrato de Jovellanos bajo cuyo patronímico habían colocado los masones gijoneses su taller.
En la cámara de reflexión, donde se introducía a los profanos, se encontraban los clásicos utensilios para la reflexión antes de entrar a las pruebas de la iniciación masónica: una mesa, una calavera, un martillo, varios cartones con diversas máximas. También los requisadores se encontraron con un bastidor, con un esqueleto pintado y, como complemento, un ataúd de tamaño natural que debió de sorprenderles, aunque ello forma parte del atrezo de cierto ritual del grado de maestro.
En la sala n.º 8, así numerada por los Servicios Especiales en su largo inventario, había varias columnas usadas para los diferentes ritos con las iniciales J y B, 24 sables antiguos, 23 espadines y otros utensilios. No es que los hermanos practicaran la esgrima, sino que tenían la misión de construir la llamada «bóveda de acero» con ellos en alguna de las ceremonias masónicas al uso. También se halló diversa vestimenta masónica correspondiente a los distintos grados básicos de la masonería y otra perteneciente a los llamados Altos Grados, todo ello bajo el rito escocés antiguo y aceptado.
En el templo masónico, en donde se realizaban las tenidas, y que los señores de los servicios de incautación titularon como el «salón de actos», se encontraba la mesa del Venerable Maestro, colocada al oriente del taller, y con los utensilios clásicos: mazo, pebeteros, pluma y tintero.
Había también 4 mesas correspondientes a los dos vigilantes de la logia, al secretario y al orador con sus herramientas y símbolos. El templo contenía varias hileras de sillas, para 24 miembros. El cuadrilongo se hallaba decorado y adornado con los símbolos propios y con el estandarte de la logia, un escudo que suponemos de la Gran Logia.
En la secretaría había varios armarios y butacas, un cuadro con el personal docente y el alumnado de la Escuela Neutra de Gijón. Se decoraba la estancia con varios bustos y fotografías referidas a Stella Margarita, a Rafael del Riego y al político alemán Stremann, así como diversos objetos, entre ellos variados libros y folletos.
Lo cierto es que hoy todo ese material compone, en gran medida, la exposición masónica del Archivo de Salamanca, en la cual se representa, con todos esos elementos, una logia abierta al público, siendo la mayor parte de ese material el que Ulibarri se llevó de la Gran Logia Regional del Noroeste. Hasta parte de los capuchones que visten algunos maniquíes de los que se hallan en la logia representada son de la sede gijonesa.
Tal y como se están poniendo las cosas, será cosa de revindicar desde la opción personal, institucional y asociativa, la devolución del material incautado. Eso sí, a cambio nos comprometemos a devolver a Salamanca los microfilmes que en su día se enviaron a Asturias. Todo ello en justa correspondencia con lo que se le ha entregado a Cataluña, ya puestos a abrir el melón.
Pues eso, que igual alguien chifla en el gobiernín astur, o se da cuenta de que tener un museo masónico en Asturias puede ser un puntazo, aunque tal cosa ya se le ofreció en su día al alcalde de Nava, cuando estaba en venta el edificio donde se ubicaba la botica de Gustavo, en Acevo, en Nava, punto de reunión del taller masónico naveto y que, de haberlo conseguido, hubiera supuesto para la villa todo un puntazo a bajo coste, con tanto morbo como anda suelto, y cuyo edificio hoy ha desaparecido.
Aunque nos queda la casa de Failiellu, en Sellaño, Ponga, con símbolos masónicos interesantes y únicos en Asturias. Conseguirlo será cuestión de calentar motores y y de ver como responden los nuevos rectores políticos de las regiión
Ironías aparte, está claro que los únicos que deben ganar en todo este trance son las compañías de transporte y de seguros, porque los historiadores perderemos la oportunidad de trabajar en un sitio centralizado y que representa la memoria histórica en sí mismo. Debemos tener cabal memoria de por qué y cómo se hizo la ruptura cuando uno visite el Archivo de Salamanca, para no olvidar, ni desperdigar lo que aquello ha representado.
Por otro lado, al personal político le parece más vital pedir la devolución y repatriación nacionaliega de papeles que preocuparse por su futuro y conservación. No hace mucho desplegaba el que suscribe una pequeña campaña, entre gente sensible a estos temas, acerca de la mejora en la catalogación y conservación de mandiles, diplomas y títulos masónicos, que son una maravilla en cuanto a iconografía y simbología, amén de la gran importancia que revisten per se, dados los materiales utilizados: desde el papel, a la tela, al pergamino etcétera. Muchos de ellos están metidos, sobre todo los títulos masónicos, en los expedientes personales o logiales, con lo que dichos materiales sufren y se deterioran.
La contestación a tal cuestión, que mejoraría la conservación y desdoblaría un fondo ya de por sí interesante, dando a conocer de este modo una gama nueva de documentos perdidos entre otros muchos, he de decirles que ha sido nula. Ahora sí, apretarse para cerrar filas para la recuperación de papeles parece estar a la orden del día y a eso se apunta todo el mundo.
Víctor Guerra MM.:. del Rito Francés, y es miembro del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME) y del Institut d´Études et de Recherches Maçonniques (IDERM), Francia.
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