Masonería y Revolución de Octubre del 34 en Asturias (IV)
La primera incorporación al cuadro de miembros va a ser la Joaquín Fernández Riesgo[1], hijo de Vicente y Aquilina, que a su vez dicho matrimonio, trae al mundo a Cándido Fernández Riego, médico que luego sería alcalde Langreo, y de Ramón reformista y concejal en abril de 1931, los cuales vienen al mundo en La Carrera (Pola Siero).
Joaquín se inicia en el seno del triángulo Costa el 26 de abril de 1929, donde adopta el simbólico de “Py y Margall”; el 7 de marzo de 1930 abandona el mandil con su e baveta levantada, signo del grado que ostentaba el de Aprendiz,[2] ; ahora pasa a “decorar la columna de los Compañeros, cuyo mandil presenta la baveta doblada en señal de su grado de Compañero y que simboliza que domina las artes y el conocimiento y por lo cual no es necesario que cubra la zona epigástrica.
Joaquín Fernández, es militante republicano, aunque el testimonio documental de su expediente personal nos dice que estaba en inserto en las filas de Izquierda Republicana; en las elecciones de Febrero de 1930 va en representación de la coalición que se había formado entre su partido y los Radical-Socialistas , por cuya coalición salió elegido Concejal, pero unos meses más tarde renunciará junto con otros concejales en “función de que sus ideologías políticas” que no están por la labor de colaborar con la situación que se está produciendo en le seno de la política española; en su lugar se nombra entre otros al reformista Ramón Fernández Riesgo; Joaquín vuelve de nuevo al banco consistorial con el primer Ayuntamiento nacido de la mano de la República, junto con sus compañeros francmasones: Cándido Barbón y Leoncio Villanueva, en la sesión de toma de posesión de su acta como concejal el hermano “Py y Margall” el 17 de abril de 1931, plantea a la nueva Corporación que apruebe por unanimidad se protestase enérgicamente ante los poderes públicos de la nación por los fusilamientos de los capitanes Galán[3] y Hernández, cuestión que aprueba.
La experiencia como gestor de Joaquín Fernández Riesgo, al igual que la de sus hermanos masones, fue intensa pues se recoge en todas las sesiones ordinarias o extraordinarias su presencia , y en muchas de ellas presentando distintas mociones y propuestas. Pero su mandato no pasará de marzo de 1933, tal y como consta en su expediente masónico, en el cual se halla una nota que comenta “cometió un desfalco en dicho Ayuntamiento por lo cual se vio precisado a trasladarse a Madrid”
El tal desfalco consistió, en que se le abre por parte del Ayuntamiento de Mieres un “expediente por el sacrificio de una res vacuna” que posteriormente vendió en su comercio; examinado el expediente se le sanciona por el traslado, sacrificio y venta del animal, sin autorización, en esa misma sesión del 21 de marzo de 1933, presenta su renuncia como concejal.
Evidentemente 1933 no va a ser un buen año para él, puesto que también va ser dado de baja por falta de pago y asistencia en el taller turonés, en algún otro documento se habla de que ha sido irradiado, lo que sería más lógico si sus hermanos de taller tenían conocimiento de sus andanzas.. .
Durante la Guerra Civil, su residencia sigue fijada en Madrid, donde ejerce el cargo de Capitán dentro del ejército republicano. Terminada la guerra, encontramos Joaquín ha sido detenido y trasladado a Asturias recluyéndosele en la prisión Provincial de Oviedo y puesto a disposición del Juzgado Militar Especial, en espera de un procedimiento sumarísimo, sin que se sepa el resultado del tal proceso.
La siguiente incorporación al triángulo va a ser la de Fernando González Fernández,[4] coincidente en apellidos con el hermano “Cubía” . Los únicos datos que tenemos hasta el momento de éste Fernando González, son la fecha de nacimiento: el 27 de abril 1904, su profesión: jornalero y su residencia habitual que estaba situada en Mieres.
Ingresa en la masonería el 6 de junio de 1930, adoptando el simbólico de “Voltaire”, éste francmasón del cual no tenemos muchas más noticias, aparece más adelante en una relación de logias y triángulos (sin fecha, aunque suponemos que es de 1935) en la cual se comunica que el hermano “Voltaire” ha pasado al Oriente Eterno.[5]
Existe otro francmasón del que ha sido imposible encontrar alguna referencia se trata de Faustino Kunutr García de simbólico “Castelar” iniciado en agosto de 1930, y cuya profesión era la de Maestro Normal.
Tanto en las relaciones de miembros de las logias asturianas, como de aquellos otros que han estado sujetos a proceso de expediente por su pertenencia a la masonería, no aparece tal apellido, por lo cual, de momento, es casi imposible aportar más datos sobre dicho francmasón.
El último miembro del cuadro lógico de 1931 fue Joaquín Muñiz Alceo [6] del que obran en su expediente masónico muy pocos datos, es más en una nota al Sr. Presidente del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo del 3 de septiembre 1951, ya indica que los únicos antecedentes de dicho francmasón, son los de su profesión como capataz minero, y su iniciación en el triángulo Costa que se produce el 1 de agosto de 1930 y donde adopta del simbólico de “Argüelles”, que en definitiva son los mismos datos que aporta la libreta- registro de la GLRN sobre el triángulo Costa, de donde fueron tomados por los servicios de Represión de la Masonería.
Sin embargo por un informe del gobierno civil de Oviedo solicitando datos que rápidamente le facilita la Guardia Civil de Lena , aún en 1947, sabemos que Joaquín era hijo de Luis y de Felisa y que había nacido el 2 de enero de 1891 en Puente de los Fierros y que estaba casado con Ela Rodríguez Blanco.
El escueto informe nos relata que antes del Alzamiento Nacional trabajaba en Minas Ortiz Sobrinos y que había actuado como Consejero Técnico de Minas Reunidas y su tendencia política era la socialista.
El informe añade forma escueta “ que según algunas fuentes había muerto a los siete meses de la liberación de la provincia al hacerse fuerte cuando se pretendía detenerle las fuerzas de liberación”[7]
3.- EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO del 34 y la MASONERIA
Mucho se ha escrito sobre el movimiento revolucionario del 34, al cual se han dedicado obras enteras, tocando los más diversos aspectos que van desde el origen de los procesos revolucionarios que se dieron tanto en Cataluña y en Asturias a su conclusión y las repercusiones que ello tuvo en la sociedad y en la posterior evolución histórica española,
También se ha escrito, aunque menos, de la vinculación de la masonería con los movimientos revolucionarios, cuyo tópico acusatorio fue utilizado como apoyatura ideológica por el bando vencedor (reaccionarios y clericales) que encontraron en la masonería un buen chivo expiatorio sobre quien cargar las culpas, y como muy bien refleja la amplia literatura antimasónica.[8]
Sin embargo desde la perspectiva de la masonería nunca se ha escrito sobre dichos sucesos, es más tampoco los historiadores más progresistas han hecho especial incidencia en el estudio y profundización de éstas posibles vinculaciones.
Es muy posible que en Asturias, esa opción historiográfica, sobre el compadreo de la masonería y los revolucionarios del 34, a la vista de la documentación existente, más bien escasa y parca, sea el motivo de esa esterilidad . Pero no por ello se puede obviar que hubo una determinada implicación más o menos directa de varios masones en los comités revolucionarios, y más desde el campo teórico-político de las personalidades que lideraban determinadas opciones políticas. Aunque en Asturias es conjunción entre masonería y revolución tan sólo se puede circunscribir a determinado número de miembros de la masonería, como Leoncio Villanueva, o el caso menos conocido de José María García Álvarez, miembro del triángulo Rizal de Avilés, o él de Belarmino Tomás (si se llega a documentar definitivamente y de forma rotunda su pertenencia a la masonería).
Y esa ausencia de los francmasones en la revolución del 34, aún cuando estuvieron presentes en la lucha por legitimidad republicana de la873 y 1931, en estos momentos quien estaba en la calle eran las clases obreras:
“no eran banderas masónicas las que ondearon en Asturias, sino las de la revolución social ...”[9]
Es más, parte de las pruebas de esta esa vinculación de los revolucionarios y la masonería, y que demuestra en parte su endeblez, viene condensada en un informe denominado REVOLUCION DE OCTUBRE (ejemplo reciente de la influencia masónica en la revolución de Octubre),[10] realizado por el bando ganador y en el cual se citan las implicaciones masónicas asturianas en el movimiento del 34 :
En Turón uno del Comité revolucionario tenía su título de masón fechado en 1932 y firmado por Barcia, como Gran Maestre, y además una carta de Madrid, parte de ella en clave y rígida con el ritual masónico. EL que al parecer presidía el Comité revolucionario de Turón o desde luego en él un miembro influyente es el jefe de la logia.
En Gijón un revolucionario muerto tenía carnet comunista, y un “nombramiento masónico” y una carta en clave.
En el pueblo de Quirós se distinguieron “dos masones” en su actuación revolucionaria.
Y en muchos pueblos pequeños fue clara la influencia de los masones...
En el alijo de armas se vio que uno de los tripulantes del “Turquesa” llevaba va su título masónico
Estas parecen ser todas las acusaciones que se tenían sobre la actuación de la masonería asturiana en el famoso proceso revolucionario del 34 asturiano. Lo que sí es cierto, y no hay duda de ello, es que Leoncio Villanueva, era el presidente[11] del triángulo masónico Costa, (que estaba a punto de transformase en logia, como bien se dice en el informe) y que a su vez era miembro del Comité articulado en el valle de Turón. Por esta vinculación y las acciones del citado Comité, que llevaron a la muerte a nueve religiosos de la Orden de los Hermanos de la Salle, a dos militares y a dos paisanos, la orden masónica se vio envuelta en la vorágine de desprestigio que la llevaría a perder peso y prestigio en muy poco tiempo.
La mayoritaria presencia de religiosos de la Salle (los Baberos) en los acontecimientos de Turón viene explicada bajo la pretensión de Hulleras de Turón quería contar con la presencia de institución educativa en el valle, (ésta congregación religiosa ya tenía un colegio en Mieres) por un lado porque había cuantiosos beneficios fiscales que traía el impulsar y desarrollar actividades de índole cultural, social o sanitaria; unido por otro lado al concepto que la burguesía tenía con respecto a la enseñanza y su función con respecto a ella , muy enraizada en conceptos paternalistas. Es así como se emprende la construcción en 1917 de un colegio que abre sus puertas en enero de 1919, con los famosos “baberos”[12] al frente, con los cuales el pueblo de Turón se va identificando, hasta constituirse en toda una “institución “ a la que siempre estuvo muy agradecida tanto la patronal como parte del pueblo turonés. De hecho Leoncio Villanueva “mantenía relaciones cordiales y de amistad con algunos miembros de tal congregación religiosa. Turón”[13]
Pero aún así , no se puede justificar la afirmación de que “la largo mano de la masonería asturiana estaba detrás de dichos sucesos . Lo que sí puede afirmarse es que más tarde, detrás de la ayuda y defensa de los represaliados por dichos sucesos, estaba la masonería.
[1] Expediente nº 30, Legajo 397.AHN.
[2] El mandil es el símbolo del trabajo y que deben llevar todos los hermanos masones durante las tenidas, su forma es rectángulo con una baveta triangular, en los grados de aprendiz y compañero es blanco y de piel de cordero sin ornamentos, en los restantes grados puede ser de seda o satén, y con adornos en función de los grados que se ostenten.
[3] El capitán Galán, con el simbólico de “Vigor” perteneció a la logia “Hispanoamericana”, sita en los valles de Madrid, en cuyo cuadro lógico de 1928 figura con el grado (4º)
[4] Expediente nº 48, Legajo 51 AHN.
[5] Fórmula que utilizan los masones para referirse a aquellos hermanos que han muerto.
[6] Expediente Caja B- 758, Expediente 14 .AHN.
[7] AHP Caja 22.524 Gobierno Civil
[8] Estos escritores antimasónicos son: Leo Taxil, Tusquet, Comín Colomer... etc
[9] LERA, Angel Mª “la masonería que vuelve” Barcelona . 1980
[10] Expediente archivado dentro de la documentación masónica asturiana en el AHP.
[11] En los triángulos el Oriente lo ostenta el Presidente, y en las logias el Venerable Maestro.
[12] Así se denominaba a los Hermanos de la Salle, por el alzacuello que llevaban rematado por una especie de tiras sobre el pecho, a modo de babero.
[13] Testigos de la Escuela Cristiana , de Pedro Chico González, 1989
Textos@ Victor Guerra, Trabajo inédito sobre el 34 y la masonería.
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