Masonería y la Revolución de Octubre del 34 en ASTURIAS (V)
COMIENZO DE UNA CRISIS
El ambiente de crisis sociolaboral que se manifestaba en las múltiples huelgas obreras, se tradujo en una represión a mediados del 34. La derecha exigía del Gobierno radical el desbaratamiento de la Alianza Obrera “por no tener otro objetivo que la revolución” ,y a cuya petición se sumaban las patronales.
Aspectos éstos que distintos autores ya han descrito y analizado en multitud de libros, [1] no viniendo al caso extenderse una vez más para decir lo que ya se ha dicho y analizado en multitud de ocasiones. Pero si que sería necesario, y es objetivo de este estudio es acotar cual era en realidad la posición y vinculación de la masonería ante la situación revolucionaria de 1934.
Si en la calle había preocupación y un ambiente tenso que desembocaría en el proceso revolucionario, la masonería como grupo social no va estar ajena a esa preocupación, que se viene arrastrando desde la proclamación de la República., y que se puede palpar en la documentación 1932-33, donde ya se registra cierta “movida” dentro de los talleres, dependientes del elemento coordinador de las logias asturianas (GLRN); aunque no sólo esta situación era patrimonio de los masones asturianos, sino que a su vez dicho proceso se estaba dando en el seno de toda la masonería española.
Concretamente en la logia Jovellanos 1, hay un documento que nos retrata muy bien dicha situación: Marcelino Aguirre, grado 30º, en noviembre de 1933 escribe una carta a Rogelio García y Antonio López del Villar, como Gran Maestre y Gran Secretario, respectivamente GLRN, en la que solicitaba la “plancha de quite [2]” por una excesiva cohabitación de la política dentro de los talleres, ante lo cual contesta el Gran Maestre que la culpa estaba en aquellos que se habían dejado influenciar por opciones partidistas:
“...en los que nos han inducido a llegar a esta situación... se trata, no ya de una alianza con las derechas, como desgraciadamente ocurre, que por sacar provecho se alían en vergonzoso conglomerado de toda calaña. Desde luego miserables y faltos de dignidad, más en este caso, se ha llegado a la exageración implicándose en el contubernio con lo más denigrante y opuesto a nuestros principios, nada menos, que con jesuitas y católicos de la clase más fanática y cerril.”
Evidentemente se estaba hablando del pacto que Melquíades Álvarez había echo con las fuerzas más reaccionarias de la derecha y que habían conformado la CEDA, que terminan entrando en el gobierno del republicano y masón Lerroux, y que es en parte el detonante, más tarde, del proceso que se dio en llamar la Revolución del 34.
En otra plancha de mayo de 1934, de la GLRN al Gran Consejo Federal Simbólico, la GLRN, manifiesta su descontento y desacuerdo con la forma en que ha sido aprobada la Ley de Amnistía que primaba la liberación de militares monárquicos; de esta forma se expresaban los talleres asturianos, vaticinando la tormenta que estaba al caer:
“... se ha dicho con este motivo- y desgraciadamente nadie lo ha desmentido- que el actual Gobierno había masones y que masones habían votado la Ley de Amnistía, como esto no puede ser y como creemos que la Masonería ha de velar por su prestigio, en estos últimos tiempos un poco empañado, por excesiva benevolencia con ciertas conductas políticas. Entendemos que nuestra querida Institución está en el deber de hacer pública su disconformidad con la Amnistía, no ya porque pueda ser anticonstitucional, por excesiva mente parcial y antiliberal.”
Esa postura combativa dentro y fuera de los talleres, ya no se trataba de una cuestión política, sino de ética y de justicia; lo cual hará muy próximos a los masones al
sentimiento revolucionario que se da en Asturias y Cataluña, viéndose implicados algunos de ellos en dichos conflictos y no pudiendo sustraerse a lo que sucedía en su entorno dada su condición de militantes políticos, y como masones que perseguían la triple bandera programática de la masónica: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
La generalización de huelgas políticas van adquiriendo cada vez más la consideración de huelgas generales (casi treinta conflictos laborales que se contabilizan entre Enero y
Octubre), configuran una situación prerrevolucionaria que se acentúa cuando empiezan a coartarse las libertades individuales con registros indiscriminados a activistas y a significados masones.
De hecho el miedo estaba instalado en los talleres, así se manifiesta en la balaustre que dirige GLRN al Gran Consejo Federal Simbólico en Madrid en Marzo de 1934:
“Dadas las circunstancias anormales que atravesamos, y ante el temor de algún incidente desagradable, agradeceríamos nos digáis si creéis prudente suspender momentáneamente los trabajos de nuestros talleres, (...) puesto que al no estar registrados en el Gobierno Civil dentro del Registro de Asociaciones podrá ser un obstáculo para reunirse como hasta ahora”
Ese era el ambiente que había en esos momentos dentro de los talleres asturianos, desde luego nada halagüeño, en los ambientes obreros era aun más tenso y con ciertos temores frente a las reacciones de la patronal que empezaba a crear una fuerza casi paramilitar alrededor de sus instalaciones, en Turón en las empresas mineras, que dirigía el ingeniero Del Riego en Turón se cuenta que:
“... se venían fraguando unas tensas relaciones desde hacía tiempo entre obreros y patronal, optando ésta por contratar a cuarenta guardas jurados armados para su protección personal .”
Todo éste ambiente ya presagiaba de forma “suave” algo que ya habían denotado las elecciones de noviembre de 1933, la fracturación de la fuerzas republicanas, donde la derecha republicana representada por los Liberales-Demócratas de Melquíades Álvarez se presenta en coalición con Acción Popular, obteniendo 13 diputados, dos de ellos antiguos masones (Melquíades Álvarez, Merediz Díaz Parreño[3]) Los socialistas tan solo sacan 4 diputados entre los que se encontraba el masón Teodomiro Menéndez.
Ante esa fuerte basculación política de Melquíades Álvarez,( cuyo Partido Reformista gozó durante años de las simpatías de la masonería asturiana que coadyuvó además a su vertebración en la región), la masonería rechazará no solo tal opción política , sino que será denostado “por sus inclinaciones pre-fascistas”, contrarias por otra parte a los intereses de la Orden. El pacto con la CEDA, va a traer como consecuencia que el Gran Oriente Español de instrucciones precisas para que se expulse fuera de las logias aquellos hermanos que colaboraran con las organizaciones de tendencia derechista como el Partido Liberal. Demócrata
De hecho la logia Riego de Gijón recibe el siguiente balaustre de la GLRN, con relación a la afiliación de los masones al PLD :
“ Se hace saber que todos nuestros hermanos:. Que militen en partidos como (PLD) están en el deber de hacer y una declaración expresa y por escrito de no hallarse conformes, ni aceptar tales amalgamas con esas organizaciones jesuizantes y de todo punto reaccionarias y contrarias en un todo a nuestros principios L\I\F\, comprometiéndose a negar su voto a favor de tal alianza, la cual integran en parte MM\m, expulsado de la Orden y haciendo, constar a la vez que se dan de baja en el partido.”
LA REVOLUCION y la MASONERIA
Tras la escalada socio-política que se estaba librando, acentuada por la detención del alijo de armas del barco “Turquesa” se entra en una dinámica que Paco Ignacio Taibo nos relata casi día día en su Historia General de Asturias:
“5 de septiembre acaba la huelga de los tranviarios en Oviedo; 8 de septiembre huelga general en toda Asturias; 10 de septiembre Duro Felguera cierra indefinidamente el Pozo Fondón y la patronal castiga a los trabajadores del muelle de Gijón; 12 de septiembre, detenciones de socialistas y anarquistas, destitución de nueve alcaldías socialistas decretados por el Ministerio de Gobernación; 20 de septiembre la Alianza Obrera emplaza públicamente al Gobernador de Asturias para que resuelva en diez días el conflicto de EL Fondón; 23 de septiembre los detenidos del “Turquesa” son visitados por una marcha obrera; 24 de septiembre la policía decomisa bombas y pistolas en la Casa del Pueblo de Turón; el 25 de septiembre “Avance” en su titular de primera página “AL DIA SIGUIENTE DE LA REVOLUCION; 29 de septiembre el gobernador moviliza las fuerzas del orden(....) 30 de septiembre la revolución social toca a la prensa.”
El Concejo de Mieres, junto con la cuenca del Nalón van a constituirse en las claves de la insurrección asturiana, pues no en vano, tan sólo, en el territorio mierense habitaban siete mil ochocientos mineros y unos mil metalúrgicos que en su levantamiento toman por completo la villa, constituyendo los primeros comités revolucionarios el primero será el de Mieres, que se compone en un primer momento por dos miembros de cada organización política: socialistas, cenetistas, comunistas y un miembro del Bloque Obrero y Campesino (BOC). En este Comité los socialistas estaban representados por : Juan Pablo García, que se había iniciado en la masonería en el seno de la madrileña logia Concordia, luego de vuelta a su tierra, se adscribió a la logia Argüelles de Oviedo, donde aparece nuevamente afiliado el 24 de diciembre de 1931, con el nombre simbólico de “Espartaco”.
A lo largo de la primera jornada revolucionaria se van configurando las distintas tareas a abordar por el Comité, y estructurando a su vez pequeñas células encargadas de las tareas del transporte y evacuación de los heridos, de las vituallas, etc. Paralelamente además se va extendiendo el movimiento revolucionario que sube Caudal arriba hasta llegar a Santullano donde se ataca el cuartel de la Guardia Civil que ante el asedio se refugia en la casa de otro ex -miembro de la masonería José Sela Castañón patrón de las minas: Hulleras de Riosa, Tres Amigos, Peñón y Poca Cosa; su casa es destruida y tras la muerte de dos guardia civiles José Sela es detenido por los milicianos ante el riesgo de linchamiento por parte de los obreros, puesto que “se le acusaba de avaricia y mal trato de éstos”, hecho que e contrastaba vivamente con la actuación de otro capataz minero y exmasón: Víctor Felgueroso.
José Sela se inició dentro de los talleres del siglo XIX, concretamente dentro del taller ovetense “ Nueva Luz” en 1880 y donde adopta el simbólico “Aristóteles” obteniendo el grado de Compañero (2º) en 1881.
Los milicianos trasladan a José Sela para que recomiende a la Guardia Civil de la localidad de Ujo su rendición Confirmar si es Sela Sela o Sela Castañon??
La revolución se extiende valle arriba hacia Turón, donde están los pozos : Hulleras de Turón, San Vicente y la Mina Riquela, cuyos trabajadores están en su mayoría afiliados al Sindicato Minero socialista (SOMA), que cuenta con casi cuatro mil afiliados en la zona, seguidas muy de lejos, por el resto de organizaciones como el Partido Comunista o la CNT.
En la noche del cuatro de octubre las milicias que habían establecido las Juventudes Socialistas asaltan las oficinas de Hulleras de Turón, en cuya empresa había habido fuertes tensiones, entre la patronal y los elementos obreros, y tras hacerse con dinamita y distintas armas consiguen rendir también el cuartel de la Guardia Civil de La Rabaldana.
En esos momentos, el día 5 ya se había detenido al ingeniero de Hulleras de Turón Rafael del Riego, (descendiente del general y masón Rafael del Riego nacido en Tuña y pariente también de Joaquín del Riego Martínez que fue Venerable de la logia Argüelles entre 1926 y 1927), el día 6 llegaban procedentes de diversos lugares los ingenieros: Luis Bertier, Emilio Durán, Francisco de la Brena que son trasladados a la antigua Casa del Pueblo, donde llegan a juntarse 26 detenidos, y entre los cuales se hallaban también el jefe de los guardias jurados, y dos miembros de este cuerpo, ocho religiosos de La Salle, un sacerdote Pasionista de Mieres, y tres sacerdotes de Turón, dicho grupo se ira incrementando con la llegada de dos militares el teniente coronel Luengo Varea y el comandante Muñoz.
En la noche del día ocho de octubre son fusilados los ocho Hermanos de La Salle y el sacerdote Pasionista y los oficiales mencionados. La decisión sobre el fusilamiento de éstos religiosos, recae directamente en el Comité en el que participa Leoncio Villanueva compañero y amigo de Silverio Castañón que comandaba el citado Comité.
Parece ser al tenor de algunas informaciones, que en
la sesión en la que se decide la muerte de los religiosos, el Comité estaba compuesto por seis socialistas, seis comunistas y un cenetista; dos de los miembros del citado Comité: Fermín López dirigente de Juventudes Socialistas y el masón Leoncio Villanueva concejal del PSOE, se opusieron al resto supuestamente formado entre otros por: Jacinto Salaberría, Fermín López Navas, Aurelio Choya y Fernando Castañón...., lo cual no fue suficiente para detener tal el fusilamiento que fue muy criticado dentro de las filas revolucionarias. [1]
El ataque a la iglesia, y en esta caso a los Hermanos de la Salle, proviene de la identificación de la iglesia con el poder político, y de hecho el clero católico de aquellos momentos estaba dando muestras de adhesión a la fuerzas vivas encarnadas en la Guardia Civil, que había tenido fuertes desaciertos en Asturias y más en las cuencas mineras, además de crear y colaborar con la patronal en los sindicatos amarillos y de adscripción política en el sector más derechizante la CEDA, hicieron que estos fueran víctimas a veces, injustificables como el caso de los religiosos citados, del algunos Comités revolucionarios. Pero en general en el 34, se recogen, (treinta y tres religiosos muertos por distintas causas) causas de protección de los Comités revolucionarios, frente al propio pueblo.
Con respecto a la participación de Leoncio Villanueva en el caso de los “Mártires de Turón “ en la obra de Pedro Chico González , se recoge así:
“ Leoncio Villanueva (...) no era incompatible con su compadreo cotidiano con el capellán D. Tomas con quien no perdonada la partida de cartas después de la comida ( ...) sobre los aireados en los procesos legales que se siguieron a la revolución, el masón no tuvo que ver en la muerte de los religiosos de Turón. Sin embargo múltiples testimonios le implican en la misma, al menos por omisión”.[2]
En cuanto al resto de las actuaciones de los masones asturianos en la revolución del 34, se pueden resumir del siguiente modo: en Nava, prácticamente el triángulo ”Ferrer” estaba sin actividad y muy dividido en aquellos momentos, puesto que algunos de sus miembros ya estaban instaladas dentro de las filas derechistas como el farmacéutico Gustavo Acebo. En Villaviciosa el anarquista Cristóbal Cano y su hijo son detenidos en los primeros días de octubre:
“ No parece que a Villaviciosa le haya afectado de forma contundente el movimiento revolucionario, pues apenas si en los documentos municipales es tratado el tema de las insurrecciones. Hay que tener en cuenta que en la zona hubo un fuerte contingente armado que imposibilitaba cualquier movimiento de los insurgentes, aún así a algunos dirigentes maliayeses les costó, penas de prisión.
Decía antes, que en realidad la participación de Cano en la revolución del 34 y otros fue mucho menos revolucionaria y más prosaica, como suele a veces ser la realidad. Puesto que el 6 de Octubre, estaban reunidos una serie de personajes de la “Villa” en la Ferretería de Máximo, y entre ellos Cano y su hijo Carlos, y al pasar por allí un Teniente de la Guardia Civil que denominaban “Cucharón“, se lo llevó detenido y junto a él a su hijo Carlos por protestar, su causa fue sobreseída, aún así estuvo tres meses encarcelado, el semanario “El Progreso” de Diciembre del 34 una vez concluida su prisión se hace eco de su retorno a Villaviciosa en un suelto que decía: “tanto Cristóbal como su hijo Carlos se han reintegrado a sus hogares”.[3]
En Gijón que se recibió la orden de inicio del movimiento revolucionario en el curso de la noche del 4 de octubre, emprende su propio periplo revolucionario, pero a pesar de que en dicha ciudad está radicado todo el aparato masónico,( pues es allí donde residen la mayor parte de las logias y ente coordinador la GLRN), no parece a la vista de los documentos que la participación directa de la masonería en el movimiento revolucionario haya sido importante, de hecho en el Comité Revolucionario de la CNT de Gijón no había reconocidos masones, y en los expedientes que se instruyeron tras la Guerra Civil apenas hablan de penas o detenciones sufridas durante dicha época, sin embargo masones como Eleuterio Quintanilla, Mallada,... reconocidos masones, por fuerza debieron tener su actuación, aunque no debió ser
[1] Sobre el 34 en Asturias, existe mucha bibliografía, aunque los datos aquí expuestos se ha tomado de la Historia de Asturias, tomo 7, de Paco Ignacio Taibo II. Edto Silverio Cañada; existe también un trabajo sobre Rafael del Riego de Eduardo García publicado en el Diario La Nueva España del 21 de Noviembre de 1999 en su suplemento Siglo XXI
[2] Chico González, Pedro “Testigos de la escuela Cristiana” 1989, Edición privada con licencia eclesiástica.
[3] V. Guerra. obra cit.[1] “Insurrección defensiva y revolución obrera (el Octubre español de 1934)” de David Ruiz, Barcelona 1988. Aporta una buen referencia bibliográfica. Historia General de Asturias. Paco Ignacio Taibo Tomo 7º - 8º “Octubre del 34” Gijón 1978.[2] Documento que extiende la logia a un hermano que o bien desea afiliarse a otra logia o permanecer en “sueños”[3] Este último fue expulsado de la Orden masónica en Diciembre de 1924, junto con otros destacados masones como Gervasio de la Riera, o el lenense Pedro Fernández Fueyo. Merediz muere además en una de las “sacas de prisioneros de la Guerra Civil.
Textos@ Victor Guerra, Trabajo inédito sobre el 34 y la masonería.
Comentarios