Asturias Magica (II)

El actual GR lo han llevado nuestras autoridades turísticas carretera abajo hacia Colombres, pero yo les propongo seguir por la falda del Pico Cotella hacia el caserío de San Sebastián para continuar pista adelante hacia La Garita y dejarnos caer, ya en brusco descenso, por el camino real hacia el Torreón, con la posibilidad de bajar hasta la playa de la Franca.


En esta playa sucedió un famoso episodio que nada tiene que ver con lo mágico, sino con la traición y ya que recorremos el camino bueno será hacerlo con todas las consecuencias y conocer todas esas historias que la memoria histórica entierra bajo una pesada losa del olvido- Después de la Guerra Civil Española, cuando actuaban los “maquis” en la sierra, se les infiltró un topo que hizo que buena parte de esos legendarios “fugaos” que capitaneaba el guerrillero Mata, bajaran a por un alijo de armas a esta recóndita playa, y allí les dio caza la Guardia Civil y el propio topo que disparó sobre ellos con el pretexto de mostrarles el funcionamiento de una ametralladora, de este topo de nombre Carlos, al igual que otro famoso terrorista internacional, jamás se volvió a saber.

Parece ser que esta historia a decir de Gracia Noriega, inspiró un episodio de la novela “La paz empieza nunca” de Emilio Romero y el film “Los días del pasado” de Pedro Olea..


Lindando con esta playa en la cual desemboca la ría de Santiuste, tenemos la recóndita playa de La Acacia, no sabemos muy bien porqué se le ha adjudicado tal topónimo, que por otra parte corresponde con el símbolo del Maestro, decir también, que así son conocidos los masones, como los Hijos de la Acacia, aquellos que han seguidos las costumbres de los constructores operativos.


La acacia estaba en la antigüedad dedicada a Hermes y viene a representar la inmortalidad del espíritu, algunos autores ven su origen en la leyenda de Hiram, la más esotérica en el simbolismo masónico y la más representativa en el grado de Maestro Masón, por ser la planta que ha crecido y delata la tumba escondida por los asesinos del citado maestro.

De ahí que al Maestro Masón cuando se le pregunta acerca de su identidad responde “la acacia me es conocida” que viene a significar “ he estado en la tumba, he triunfado en ella levantándome de los muertos y , estando regenerado he ganado la inmortalidad


Según Guenón la corona de espinas de Cristo estaba hecha de espinas de acacia, desempeñando estas el papel de rayos luminosos que vendrían a representar un simbolismo solar. Como podremos comprobar el camino está tachonado de símbolos, de mensajes y simpáticos topónimos, como podemos ver en el caso de la playa citada.

Volviendo al camino, a la altura del Torreón en vez de bajar a la playa, podemos optar por cruzar el pueblo de la Franca cruzando la Nª 634 y así enlazar con el GR E-9 y con el Camino de Santiago, el primero enfila la Sierra Plana por la ladera Sur, abandonado el Camino de Santiago o Vereda de los Salvadores, la cual opta por subir hacia la Venta de Satiuste, camino de Llanes.


Del lugar de Santiuste proviene, aunque nacido casualmente en Aller (Asturias), Don Antonio Rubín de Celís al que se cita como masón, pese a haber sido Obispo de Cartagena-Murcia y Patriarca de las Indias Occidentales, y de cuyos cargos fue depuesto. Fue así mismo compañero de otro liberal Martínez Marina al que también se acusa de los mismo. Rubín de Celís al triunfar el alzamiento de Riego, notorio masón, fue elegido miembro del Consejo de Estado. Entre masones y constructores anda el juego.


Pero volvamos a nuestro camino señalizado como GR, y que hemos dejado en Pimiango. Como decíamos el GR se echa carretera abajo a buscar el pueblo de El Peral, que nos va permitir pasar a Colombres, pero antes podemos echar un vistazo al cementerio de Ribadedeva, que se encuentra antes de desembocar en la Nª 634, un cementerio que fue levantado en vida de su promotor D. Manuel Ibáñez, Conde de Ribadedeva que donó 5.000 pts de aquella época, (1885) para que se construyese el cementerio y poder edificar el panteón familiar donde reposarían sus propios restos. Así lo hacen también los hermanos de la Cartuja.


Este prohombre y su hermano Luis Ibáñez Posada como la gran mayoría de los emigrantes de la época, salieron para América a edad temprana, estableciéndose Manuel en México y Luis en Cuba, aunque mantendrían estrechos vínculos comerciales toda su vida. Con el paso del tiempo, ambos hermanos adquieren una sólida posición económica y empresarial en los respectivos países, y a su regreso a su tierra natal serán fundadores del Banco Hispano Americano, donde Luis Ibáñez Posada, ocupó durante años la presidencia. Ambos son los autores de la actual imagen del pueblo.


El panteón familiar con ciertas reminiscencias o toques góticos podemos contemplarlo en toda su dimensión, aunque los sellos heráldicos[VG1] familiares que lo coronan apenas sin son apreciables debido al efecto del paso del tiempo. Otra cuestión que nos llamará la atención es encontrar tumbas subterráneas, muy frecuentes en la zona sur de España, pero no tan frecuente en Asturias.

Cruzamos la Nª 634, en El Peral, no sin antes echar un vistazo a la Capilla del Cristo del Bao de los siglos XVII y XVIII, con su pórtico cerrado de carpintería tallada que era cuidada por un ermitaño que tenía un luz encendida durante todas la noches. De nuevo el ermitaño como en Santu Medé, pero aquí ya más expresivo en tanto que se nos habla del candil, pues estamos en la parte más exotérica del camino.


El ermitaño representa el noveno arcano del tarot y es la alegoría de un anciano en cuya mano derecha lleva una linterna, tal presencia se halla siempre muy cerca de las aquellos lugares donde se encuentran también las huellas templarias, en Montsacro, sin ir más lejos tenemos también un ermitaño. Simbología larga y prolija

Versea el llanisco poeta Celso Amieva al Cristo: Rézale al Cristo del Bao/, de Colombre, para que/ yo pueda volver un día.


Tal rezo o súplica nos viene como anillo al dedo por aquello de los emigrantes, pero ahora dejemos que un personaje real como Laurent Vital, cronista de Carlos I nos cuente, algo de la villa en su camino desde Villaviciosa hacia Castilla acompañando al joven Carlos I, mientras nosotros subimos hacia ella «... tuvo que pasar la noches del 28 de setiembre en una pequeña y mala aldea o cabañal, llamado Colombres...»


Hoy la cosa es distinta y la altozana capital del concejo, se deja pasear, degustar y admirar sus bellos edificios donde encontramos la destacable iglesia de Santa María construida por el arquitecto pintor Darío de Regoyos a finales del siglo XIX. Su fachada es historicista y neobarroca y posee dos torres cuadradas flanqueando el cuerpo central.


Otra de las construcciones que pronto llamaran nuestra atención es la Quinta Guadalupe, actual sede del Archivo de Indianos. En su interior se han reconstituido algunas dependencias con mobiliario de la época, que ofrecen al visitante un reflejo de la “casa indiana”. El resto del edificio está ocupado por una exposición sobre los distintos aspectos de la emigración: la salida de los emigrantes y los puertos de destino, los grandes centros sociales de la emigración española, la añoranza de la tierra, etc.


Cuenta la Fundación con biblioteca y un importante archivo documental sobre los centros asturianos de México, Buenos Aires, Cuba y otros centros y sociedades asturianas y españolas en América.


En Colombres se venera a un santo más prosaico y profano que es la figura de Íñigo Noriega. Nacido precisamente aquí en 1853, emigra a México a los catorce años y está jalonada de innumerables anécdotas y leyendas. Se trata de uno de los más importantes empresarios españoles en el México de finales del siglo XIX y principios del XX.


De él se cuenta que alcanzó fama ante el gobierno de la ciudad por oponerse a la ley que ordenaba el cierre de las puertas de las cantinas a las 12 de la noche, por lo cual "se vio forzado" a quitarlas en su establecimiento. Según la leyenda, así comenzó a forjarse uno de lo mayores imperios empresariales de México. De entre sus empresas destaca la desecación del lago Chalco, del que haría una explotación agrícola, en la que trabajaban de 2.000 a 3.000 obreros. Era también propietario de otras muchas haciendas, minas, fábricas textiles, ferrocarriles, líneas de vapores, etc., y fundó en México las ciudades de Colombres y Ciudad Reinos. Para el cuidado de sus propiedades disponía de un ejército particular de 250 hombres.


La buena estrella de Noriega se apagó con el triunfo de la Revolución. Expropiados todos sus bienes, falleció en la ciudad de México en diciembre de 1920, en el domicilio de una de sus hijas.


Los indianos asturianos tuvieron gran fuerza en lugares como Cuba y Méjico, aunque algunos fueron calificados como americanos del pote , “aquellos que regresaron con las manos vacías porque, como se decía con ironía, se les había caído su maleta por la borda en viaje de vuelta” . Durante el siglo XIX, hubo una potente comunidad que además formó parte de la interesante orden del GADU (Gran Arquitecto del Universo), unos peculiares constructores que ya no utilizan las herramientas físicas de los canteros sino que las transforman en simbólicas y con ellas trabajan la piedra bruta que en esta caso, es cada cual. Estamos hablando de los canteros o constructores especulativos: los francmasones herederos de los masones operativos: los constructores.


[VG1]Ver escudo heráldico

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