Las Obras Reunidas de Rosario de Acuña


Nuestra Rosario de Acuña, esa mujer y francmasona para más señas, iniciada en la la Logia Constante Alona de Alicante, la cual da nombre al el titulo distintivo de una logia del Gran Oriente de Francia en Asturias, cada vez tiene más interés para los historiadores, para los estudiosos del feminismo, y hasta para los hispanistas, de ahí que el amigo José Bolado se haya empeñado desde hace ya siete duros años en sacar a relucir no solo su obra teatral, lo más conocido, sino sus dispersos artículos.
Una obra capital, la pena es que teniendo tanto apoyos la edición por parte de Cajastur, el Gobierno Regional y Ayuntamiento de Gijón, no comprendo como el precio se haya disparado hasta los 60 Euros por tomo.
De todas formas felicidades desde blog a José Bolado por recuperar a quien es nuestra permanente referencia masóncia.
UN TAF, querido José Bolado por tu trabajo de "reunir lo disperso".
El texto que exponemos se ha publicado en el Diario La Nueva España por J. C. GEA y la Foto del acto es de Marcos León


Desde que Rosario de Acuña dejase puesto por escrito su voluntad de que sus herederos compilasen y ordenasen cronológicamente su obra hasta el momento en que ese deseo se ha materializado ha pasado un siglo entero.

No han sido sus herederos legales, pero sí sus herederos intelectuales, ideológicos y políticos los que se han ocupado de salvar esos cien años entre la negligencia y el olvido. Pero ayer, finalmente, un acto celebrado en la colegiata de San Juan Bautista sirvió como presentación de los dos primeros hitos de ese rescate: los tomos I y II de las «Obras reunidas» de la librepensadora, feminista, ateneísta y escritora madrileña afincada en Gijón Rosario de Acuña.

El esfuerzo conjunto del Ayuntamiento de Gijón, el Instituto Asturiano de la Mujer y Cajastur ha posibilitado la publicación en la colección «Días de diario», de la editorial KRK, de una obra que viene a concretar también largos años de pasión e investigación de José Bolado, responsable de la edición, que ayer reivindicó a Rosario de Acuña como «una literata de muchísima, pero muchísima envergadura».

El filólogo, poeta y ateneísta intervino ayer en la presentación de las «Obras reunidas» junto a la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, la directora del Instituto Asturiano de la Mujer, Begoña Fernández, y el responsable de Relaciones Institucionales de Cajastur, César Menéndez Claverol. La Alcaldesa habló de «celebración» y dejó ver su «emoción a título personal» por la recuperación de la obra de «la suma sacerdotisa del feminismo y la causa de la igualdad en Gijón y Asturias». Fernández Felgueroso se felicitó por una publicación que culmina un proceso de vindicación que ya iniciaron obras como la biografía de Macrino Fernández o la obra de Marta Fernández Morales, y que -dijo la regidora- con estas «Obras completas» redondean una «victoria moral» frente al olvido en que «los reaccionarios y los mezquinos» sumieron el legado de Rosario de Acuña.

Por su parte, Begoña Fernández retrató a la autora como «una librepensadora y una escritora prolífica» que tuvo «una vida difícil», en la que padeció el ostracismo social, las críticas e incluso el exilio por sus posiciones políticas y feministas.


No ha sido fácil, con todo, para José Bolado cumplir la voluntad de Rosario de Acuña y materializar, de paso, una devoción personal que se le reveló cuando vino a vivir a Gijón e ingresó en el Ateneo Obrero.


«Además de haber sufrido un olvido considerable, había que enfrentarse a una
obra dispersa, particularmente difícil de encontrar por lo que se refiere a la
primera parte de su vida», recuerda el estudioso. Y eso que, como lo manifiesta
su testamento de 1907, la autora «tenía una clara conciencia de sí misma como
escritora, y del modo en que su obra y su estilo fueron cambiando
significativamente, sobre todo en el estilo, a lo largo de su vida».

Pero no se trataba, para Bolado, de recordar sólo a «una escritora a la que su propia leyenda quizá le perjudica». El halo de «mujer interesante, pero rara, vinculada a la masonería y aislada en su casa del Cervigón es atractivo, pero no es eso lo que interesa, sino la gran calidad literaria de su obra».

Y eso que la joven Rosario de Acuña empezó con un sonado triunfo en el teatro, con el éxito, «sorprendente» según Bolado, de su drama «Rienzi el tribuno», del que se dijo que «iba a renovar el teatro histórico» y que mereció elogios de críticos tan acerados como el mismísimo Clarín, que aplicó a la pieza calificativos como «ilustrada, libre y bonita».

Un éxito, naturalmente, aminorado «por el paternalismo que se reservaba en aquel tiempo para una mujer». Las loas no domaron, sin embargo, a una escritora «que nunca fue dócil, que demostró siempre tener su propio criterio literario» y que rompió los moldes convencionales de la mujer escritora de su tiempo alejándose de la lírica intimista y afectada para encararse con su tiempo, tal como lo demuestran los artículos incluidos en los dos primeros volúmenes de sus «Obras reunidas», correspondientes, respectivamente, a los años 1881-1884 y 1885-1923. «En sus artículos, sale casi siempre al paso de los mecas cruciales de su época, con una hondura que los hace muy vigentes, aunque naturalmente a veces se resientan de una sintaxis muy decimonónica», comenta José Bolado

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